DAMIEN HIRST REGRESA A SÍ MISMO




El artista volvió a un estilo que había abandonado. Empezó a producir nuevamente pinturas con puntos, que formarán parte de más de una restrospectiva. 


Fuente: Revista Ñ Clarín / EFE

FARADJE CUENTA OTRA HISTORIA




La muestra que se exhibe en Recoleta marca un giro en la producción del artista, no sólo por su temática sino también por su cercanía con el informalismo.

En medio de una exuberante carga matérica de telas, plásticos, cera, brea, esmaltes, papeles, metales, óleo, surgen imágenes de la historia argentina: el cruce de los Andes del general San Martín, el retrato de un caudillo, el 17 de octubre de 1945 en la Plaza de Mayo, la fachada de la Casa Rosada, un barco inglés durante la Guerra de Malvinas.
 “Los temas nunca fueron determinantes, son una circunstancia. Para mí el gran tema es la pintura, siempre. Pienso en un plano, una saturación, un contraste”, dice Eduardo Faradje sobre su nueva producción pictórica. Sin embargo, esta nueva circunstancia temática, manifiesta en los 23 grandes cuadros de la exposición Historia y otras historias, en el Centro Cultural Recoleta, llama la atención a quienes están habituados a sus pinturas en las que hasta el momento prevalecía la figura humana en retratos, desnudos y también paisajes.
“No creo en el arte político, jamás ha cambiado nada a nivel social. Pero obviamente hay un recorte en estos últimos cuadros. Hay una imagen de una manifestación de 1973 que por ahí tiene que ver con la infancia, con cosas que vi. O de pronto pensaba en el general San Martín, miraba en Internet y aparecían todas estas imágenes que están dentro de uno, no sé si de Billiken o del colegio”, comentó en diálogo con Ñ.
Imágenes que conforman un imaginario visual compartido, por lo cual no resulta difícil decodificar escenas y paisajes vinculados con la Argentina y su historia.
Pero no es lo único que llama la atención de su última producción. En ella se intensifican las posibilidades del collage –al cual recurrió hace pocos años– al sumar materiales, cuya disposición y superposición en el plano confiere a cada trabajo una importante fuerza expresiva, vital y expansiva. La primera filiación que muestran estas obras, por su tratamiento matérico, es con el informalismo.
De la mano del rol protagónico de la materia se produce también una reducción cromática y la ampliación del tamaño del soporte,  respecto de los trabajos anteriores del artista. 
“Hay una modificación en mi obra pero es muy difícil relatarla porque a uno le va pasando todo por dentro”, dijo. Y contó que le ocurrieron hechos importantes en los últimos años, como el nacimiento de su hijo un año atrás. “Uno tiene sensaciones y las va organizando”, comentó.
En “La masacre de los inocentes”, con reminiscencias a los bombardeos de 1955 en Plaza de Mayo, un torbellino de materiales define amplios y rítmicos planos de negros y marrones –como sucede en la mayoría de las obras–. Al acercarnos y mirar en detalle encontramos unos pequeños soldaditos de plástico que combaten en medio de esa inmensidad. Las distancias desde las que uno elige observar estas obras multiplican los hallazgos, las imágenes y los materiales que ofrecen.
Faradje define su proceso creativo como “un poco caótico” al ir sintiendo en el momento la necesidad de colocar determinados materiales. Incluso, hay obras a las cuales prendió fuego para luego seguir trabajando a partir del resultado de dicha combustión sobre los materiales, como sucede en “Sin tregua”, cuya imagen remite a la Guerra de Malvinas.
Por debajo del barroquismo de estos trabajos en relación con la falta de espacios vacíos, se advierte cierto orden compositivo geométrico presente en toda su producción, aunque en esta serie de una forma menos evidente. Al respecto, el artista remarca su interés por la geometría de Joaquín Torres García y también su admiración por Piet Mondrian.
Siempre dedicado a la pintura, Faradje tuvo entre sus maestros a Osvaldo Attila, Aurelio Macchi y Guillermo Roux. Sostiene que “el arte se construye sobre arte” y, en este sentido, entre los artistas argentinos considera como sus “parientes o abuelos” a Fortunato Lacámera, Eugenio Daneri, Antonio Berni.
Los títulos de las obras de esta muestra devienen claves de lectura no exentas, en algunos casos, de irónico humor. Es el caso de “San Martín en lucha contra el informalismo apátrido”. También, de “Grandes discursos”, con sus   chorreaduras que trazan líneas verticales, formando un torrente de agua que cae con gran intensidad. 
Frente a la obra “El federal”, el artista comentó que podría ser el caudillo Facundo Quiroga. “Tomé esa imagen, pero después empecé a volar y ya me olvidé qué era”. Casi con certeza, sentimos que la invitación que subyace entonces en todos estos nuevos cuadros es a volar en significaciones y sensaciones.

FICHA

Eduardo Faradje. Historia y otras historias.

Lugar: Centro Cultural Recoleta, Junín 1930.
Fecha: hasta el 26 de febrero.
Horario: Lunes a viernes, 14 a 21  Sábados y domingos, 10 a 21.
Entrada: gratis.


Fuente: Revista Ñ Clarín

UNA MUESTRA EN PARIS
ACERCA A
DOS GENERACIONES DE ARTISTAS ARGENTINOS




Unidos por sus apuestas conceptuales y sus aspiraciones estéticas, un grupo de 18 artistas argentinos llegó por primera vez al público parisino. Vicente Grondona y Mariana Bersten, entre los artistas, elegidos por padrinos consagrados como Alfredo Prior y Antonio Seguí, entre muchos otros.

A la manera de “El otro cielo”, aquel célebre cuento en el que Julio Cortázar imaginó que el espacio del porteño Pasaje Güemes podía desembocar en la parisina Galerie Vivienne, la Casa Argentina de la Ciudad Universitaria de París acaba de recrear ese tránsito de un país a otro, no ya de manera fantástica, pero sin renunciar al encantamiento propio de los recursos del arte: ha reunido en una muestra a dieciocho artistas argentinos consagrados que apadrinaron las obras de otros tantos jóvenes cuyos trabajos se han destacado en los últimos años en disciplinas como el dibujo, la fotografía y la pintura. Arte argentino: de una generación a otra ha sido el título de esta exhibición que tuvo lugar en París semanas atrás, y que implicó una suerte de “pase del testigo” entre artistas separados por la cronología pero unidos por sus apuestas conceptuales y aspiraciones estéticas.
“Comenzamos por buscar artistas argentinos con una trayectoria en la escena artística nacional o internacional, para que nos señalaran creadores jóvenes a los que ellos quisieran presentar para esta exposición –detalla Alejandra Birgin, directora de la Casa Argentina. En algunos casos, el camino fue el inverso: fueron propuestos por alguno de sus colegas y buscamos artistas consagrados para que respaldaran su obra. Comenzó un recorrido en el que hubo encuentros con y entre ellos, con sus obras, sus itinerarios y relaciones”, explica.
La idea surgió de una conversación entre Birgin y Martín Reyna, curador de la muestra, quienes se interesaron por facilitar que artistas argentinos jóvenes mostraran su obra en París. A partir de ese planteo, convocaron a artistas ya reconocidos, como Alfredo Prior, Antonio Seguí, Marcela Gómez, Pablo Flaiszman y Philippe Bonan, entre otros. Cada uno apadrinaría a un artista menor de 35 años, con obras que todavía no han alcanzado difusión a nivel internacional.
 “La posibilidad de presentar sus trabajos en un contexto en el que la mayoría de los artistas y sus obras no han sido expuestos anteriormente, puede abrir caminos de difusión nuevos. Los ‘padrinos’ representan un empuje para alcanzar ese objetivo”, sostiene Reyna.
El catálogo de la muestra permite ver un abanico de propuestas heterogéneas, diversidad de técnicas, medios y discursos. Muchos de los convocados practican simultáneamente varias disciplinas, pero tuvieron que concentrarse en una para mostrar su obra: Vicente Grondona, Mauro Koliva, Emma Herbin, Lucio Mosner, Mateo Andrea y Rafael Alterio expusieron sus dibujos; la fotografía estuvo representada en las obras de Mariana Bersten, Andrés Goldberg, Jorge Pomar y Luna Paiva; María Saravia, Agustina Valli, Lorenzo Bueno y Terencio González exhibieron sus pinturas; Juan Sebastián Carnero y Natalia Mark, grabados; mientras que Azul Andrea participó con una instalación y Benjamin Naishtat exhibió un cortometraje.

Los fantasmas de Maruja

Una mujer de resonancias fellinescas vestida de negro y con guantes blancos mira a la cámara y, a sus espaldas, dos hombres (o quizás el mismo, en ejercicio del don de ubicuidad) de traje y con paraguas –que remiten al universo pictórico de René Magritte–  componen la obra “Maruja”, que forma parte de la serie Fantasmas. Esta es la toma que la fotógrafa Mariana Bersten seleccionó para participar en la muestra parisina.
Nacida en Buenos Aires en 1975, Bersten se formó en los Estados Unidos, fue asistente del famoso David Lachapelle, fotógrafa de modas para las agencias Ford y Elite y obtuvo la beca del Fondo Nacional de las Artes en 2010. Acaba de concluir, con ese financiamiento, el proyecto Fantasmas, que recrea historias de aparecidos que recorren distintos pueblos del interior del país.
“Participar de esta muestra fue una experiencia única, por la posibilidad de entrar en contacto con artistas que he admirado desde siempre y a los que pude conocer en París”, relata. La obra presentada por Bersten materializa el fantasma de una mujer de principios del siglo XX asociada a una maldición lanzada contra un hotel de Melincué, provincia de Santa Fe, actualmente abandonado. “Intenté condensar, a través de la recreación de un ambiente de la década del 20, las distintas versiones sobre este hecho que me refirieron los habitantes del lugar”, detalla la fotógrafa. “Dardo certero en el lugar incierto: crónica fantasmática de algún pueblo perdido. He ahí la imagen de Mariana detenida, entre un flash y su recuerdo”, se lee en un fragmento del texto que Alfredo Prior preparó para su ahijada artística.
Los organizadores de la muestra son contundentes al evaluar el impacto que este tipo de iniciativa puede tener en la difusión internacional de los creadores argentinos. “La exposición fue muy exitosa, ya que convocó a un público amplio de artistas, coleccionistas y amantes del arte que tomaron contacto con estas obras y sus autores por primera vez”, afirma Birgin, y promete reincidir en este tipo de propuestas que, como en el relato cortazariano, acortan las distancias entre dos generaciones, dos países, dos mundos.


Fuente: Revista Ñ Clarín

UNA NUEVA CARA PARA EL
MUSEO DE ARTE MODERNO DE SAN FRANCISCO




El prestigioso museo de la costa oeste norteamericana comenzará su ampliación en el verano boreal de 2013. El presupuesto total estimado para el proyecto, a cargo del estudio noruego Snøhetta, es de US$555 millones y tendrá como fin duplicar el área de galerías.

Una nueva cara para el Museo de Arte Moderno de San Francisco
Vista actual del museo
Por Celeste Rivas

La mayoría de los grandes museos de arte moderno en el mundo buscan extender el concepto de modernidad también a su estructura externa, que se convierte en un símbolo de las piezas que residen en su interior y conforma una suerte de extensión de las obras que alberga. Los edificios, en suma, narran una historia en sí mismos, como lo demuestran el Pompidou en París, el Tate Modern en Londres o el neoyorquino MoMA. El Museo de Arte Moderno de San Francisco no es una excepción, como lo atestigua su historia arquitectónica.
Fundado el 18 de febrero de 1935 por Grace McCann Morley, una destacada museóloga norteamericana, gracias a la donación de una colección privada, el Museo de Arte Moderno de San Francisco o SFMOMA fue el primer museo de arte de la costa oeste. Su nombre original fue Museo de Arte de San Francisco, pero agrega el término “moderno” en 1975 debido a su constante búsqueda de mantenerse a la vanguardia del arte.
Desde sus inicios puso el foco sobre la relación entre las nuevas tecnologías y el arte, de forma tal de privilegiar no sólo pinturas de artistas modernos, sino también medios artísticos alternativos, como el diseño y la arquitectura, la fotografía, cine, televisión y, más recientemente, arte digital de la era de internet.
Hoy en día cuenta con una colección permanente de alrededor de 27.000 obras de artistas que van desde Matisse y Picasso hasta Richard Serra, pasando por Jackson Pollock, Clyford Still y Mark Rothko. Su muestra permanente dedica un sector especial a los muralistas latinoamericanos, en donde expone obras de José Clemente Orozco, Rufino Tamayo, Diego Rivera, Frida Kahlo, como Frida y Diego Rivera (1931) y El porteador de flores (1935), entre otras.
Su ubicación original fue el cuarto piso del War Memorial Veterans Building sobre la avenida Van Ness, una arteria central en la ciudad de San Francisco. Si bien esta locación no fue particularmente llamativa en lo que a su arquitectura respecta, sí lo fue en el contexto de la historia mundial, dado que fue la sede de la redacción y firma de la Carta de las Naciones Unidas al término de la Segunda Guerra Mundial, en 1945. Como consecuencia, el museo se mudó temporalmente para ceder sus galerías al proyecto.
Debido a su creciente colección estable, fue necesario proyectar un cambio de locación, y en 1988 se presentó el proyecto para el nuevo edificio, a cargo del prestigioso arquitecto suizo Mario Botta, cuyos trabajos incluyen el museo de arte Samsung en Seúl y la torre Kyobo, también en la capital surcoreana.
En 1995, tras 7 años de trabajo y para su 60° aniversario, el museo abre sus puertas en su nueva locación, al sur de la calle Market, en el distrito de SoMA (South of Market), una zona a tan sólo pasos del distrito financiero cuya fertilidad cultural es notoria, ya que alberga varios museos, incluyendo el Yerba Buena Center for the Arts y el Jewish Contemporary Museum, entre muchos otros.
El edificio actual es una construcción ecléctica que combina distintos materiales (ladrillo, piedra, acero), formas (en medio de las líneas predominantemente rectas surge una torre cilíndrica) y colores (blanco, negro, gris y ladrillo).
En el interior, se privilegiaron los espacios amplios y luminosos. Una masiva escalera principal de granito, iluminada por la luz natural que se cuela a través de la claraboya en la cima de la torre central, comunica las galerías de los 5 pisos del museo.
En 2009, el SFMOMA transformó su azotea en un jardín en altura. Si bien este pequeño espacio en el quinto piso es también dominio del arte, ya que en él se exponen esculturas de la muestra permanente del museo, la verdadera estrella de esta adición es el espacio en sí mismo: enmarcado por los altísimos edificios del distrito financiero de San Francisco, el jardín permite echar una mirada intimista sobre el bullicioso centro de negocios desde la distancia de una silenciosa terraza habitada por obras de arte. El pasillo vidriado que conecta el jardín con las galerías del último piso mantiene el mismo espíritu, ya que, del mismo modo, regala al observador la vista de algunos de los edificios más famosos que recortan el horizonte de la ciudad de San Francisco.

La remodelación: 2011 y un nuevo proyecto

Del mismo modo en que hace más de 2 décadas la creciente colección del museo hizo necesaria una mudanza, a mediados de 2011 se presentó un proyecto para la remodelación y ampliación del museo con el fin de hacer frente tanto a la duplicación de su colección permanente como a la triplicación de la cantidad de visitantes por año.
Además, la remodelación responde a la necesidad de crear un nuevo espacio para la colección Doris y Donald Fisher, cofundadores de la conocida marca de ropa Gap, que comprende piezas de corrientes como minimalismo, conceptualismo, pop art y arte figurativo, con artistas de la talla de Roy Lichtenstein y Andy Warhol.
El estudio de arquitectos noruego Snøhetta es el encargado de llevar a cabo la obra y fue elegido entre varias decenas de estudios de distintas partes del mundo. Su proyecto comprende la ampliación del edificio mediante la construcción de una nueva ala junto al edificio original, hacia las calles laterales de donde hoy se encuentra el museo (Howard, Natoma y Minna), que incluirá espacio para nuevas galerías, áreas educativas y de reunión. El proyecto apunta a favorecer la accesibilidad: una de las ideas fundamentales de Snøhetta es articular el espacio del SFMOMA de forma tal de mejorar la circulación de peatones hacia dentro y hacia fuera del museo y crear así nuevas vasos comunicantes respecto del entorno del museo, es decir, en cierta forma mejorar los lazos y la conexión entre el museo y el resto de la ciudad y sus habitantes.




El extenso uso de vidrio en el nuevo diseño se apoya, precisamente, en esa idea. Además, se crearán nuevas entradas sobre las calles adyacentes Minna y Howard. La nueva ala del museo, de unos 60 metros de altura, se elevará por encima del edificio de Botta en unos 10 metros y tendrá también un nuevo jardín terraza para acompañar al ya existente.
El diseño interior, cuyos detalles fueron revelados a fines de noviembre, se propone continuar con el actual y, a pesar de las nuevas galerías y adiciones, complementará el original diseñado por Botta en 1988. Sin embargo, la escalera principal será removida del espacio central de entrada al museo con el fin de crear un espacio más abierto y fluido entre las distintas entradas y galerías.
El resultado de la remodelación duplicará el espacio del SFMOMA, que alcanzará alrededor de 12.100 m2 en espacios destinados a galerías. El costo total estimado es de US$555 millones, de los cuales ya se recaudaron US$ 437 millones. Su fecha de inicio está prevista para el verano boreal de 2013 y su fecha de fin se estima para inicios de 2016.
La ampliación también prevé la mudanza de la estación de bomberos n°1, ubicada sobre la calle Howard, una de las vías sobre las cuales se extenderá la nueva ala. Sin embargo, el museo se hará cargo de los gastos, unos US$10 millones, y dará una nueva estación a la ciudad, más moderna y actualizada, sobre la vecina calle Folsom. Aunque el traslado de la central suscitó dudas iniciales de los vecinos, estas fueron apañadas luego de que el departamento de bomberos afirmara que la nueva locación mejoraría sus tiempos de respuesta.
No obstante, surgieron algunas voces en contra de los planes del SFMOMA. El hotel W, ubicado en la misma cuadra del museo sobre 3rd Street, presentó una apelación al proyecto, debido a que, sostiene, la nueva obra complicará el tránsito en una zona ya congestionada, ya que se encuentra a unas 3 cuadras del agitado distrito financiero de San Francisco, al bloquear las entradas de carga y descarga que actualmente utiliza, lo que lo forzaría a usar las ya cargadas vías adyacentes.
Además, el hotel añadió que la ampliación del museo bloqueará la vista de los huéspedes del hotel. La apelación será tratada el próximo 10 de enero, aunque, según reporta el San Francisco Chronicle, Snøhetta se apuró a responder a las quejas del W en una conferencia sobre el proyecto: “Mirarán (los huéspedes) hacia afuera y verán un museo increíble. Cuando vives en una ciudad, estas cosas pasan. Y eso es lo que hace que una ciudad sea grandiosa”.

Fuente: infobae.com

ROBARON UNA OBRA DE ARTE
Y LA DEVOLVIERON
PORQUE NO LA PUDIERON VENDER


    
Dos ladrones asaltaron en diciembre de 2009 el museo del pintor belga René Magritte. Luego de varios intentos fallidos por colocar L'Olympia en el mercado negro, contactaron a un experto para entregárselo.

Robaron una obra de arte pero la devolvieron porque no la pudieron vender
L'Olympia de René Magritte
Un cuadro del pintor surrealista belga René Magritte robado hace dos años de un museo de Bruselas fue devuelto, aparentemente porque los ladrones no podían venderlo, según informa hoy la prensa belga.
La obra, titulada L'Olympia, había sido robada de un museo de Jette (un distrito del noroeste de Bruselas) consagrado al artista.
El experto en arte Janpiet Callens, contactado hace dos semanas de forma anónima por los supuestos autores para devolver la obra, entregó la pintura a las autoridades y explicó que los ladrones no habían conseguido colocarla en el mercado negro, según los medios belgas.
La pintura es un desnudo de Georgette Magritte, esposa del artista, sobre un fondo de un paisaje junto al mar.
Fue robada el 24 de septiembre de 2009 por dos hombres que actuaron a cara descubierta en el pequeño museo que acoge la antigua casa del matrimonio Magritte en Jette.

Fuente: infobae.com

FINALMENTE, QUEDARON PROTEGIDOS LOS EDIFICIOS ANTERIORES A 1941





RECLAMO. DE LAS ONG FRENTE A LA CONFITERÍA DEL MOLINO, HACE DIEZ DÍAS.
POR PABLO NOVILLO
Unos 140.000 edificios porteños construidos antes de 1941 quedaron finalmente protegidos de eventuales demoliciones, luego de que el Gobierno porteño no apelara una medida judicial dictada la semana pasada. 
De esta manera, cualquier particular o empresa que pretenda demoler o modificar alguna de esas construcciones deberá pedirle autorización a un Consejo Asesor de Asuntos Patrimoniales, que decidirá si la edificación tiene o no valor patrimonial.  
Hasta el año pasado, este sistema era regulado por una ley que, año a año, iba prorrogando la Legislatura porteña. Sin embargo, en el último período legislativo el macrismo no impulsó una renovación de la norma, por lo cual los cerca de 140.000 edificios anteriores a 1941 que sobreviven en la Ciudad corrían riesgo de ser demolidos. De hecho, en los últimos cuatro años, cuando se sancionó la ley por primera vez, fueron presentados 5.242 pedidos de demolición de este tipo de construcciones, y 4.253 fueron autorizados. 
Ante este panorama, seis asociaciones vecinales se presentaron ante la Justicia pidiendo la protección de los edificios: fueron Basta de Demoler, Fundación Ciudad, Proteger Barracas, SOS Caballito, Protocomuna Caballito y Salvemos Floresta, quienes pretendían evitar que la “especulación inmobiliaria” aprovechara las demoras en el tratamiento de la renovación de la ley.
La causa cayó en manos de Andrea Danas, jueza en lo contencioso administrativo de la Ciudad, quien firmó una medida precautelar que le ordenó al Ejecutivo porteño abstenerse de otorgar permisos de demolición para estas construcciones. El argumento es que la ley aún está siendo discutida por la Legislatura, y que hasta tanto ese debate no termine, los permisos de demolición podrían provocar un daño irreparable.
El Ejecutivo porteño, sin embargo, podía apelar la medida judicial, y así mantener abierta la discusión. Pero fuentes del Ministerio de Desarrollo Urbano confirmaron que se tomó la decisión política de no hacerlo, que el fallo quedara firme y que sea la Legislatura la que decida la cuestión.


Fuente. clarín.com

AUSTRIA
PREPARA UN AÑO DEDICADO A GUSTAV KLIMT




El reconocido pintor vienés, contemporáneo de Freud, Musil y Mahler, será el eje de decenas de muestras y actividades conmemorativas por el 150° aniversario de su nacimiento . El artista, una de las figuras más preponderantes de la época de oro del país europeo, fue precursor del expresionismo alemán. 


El cuadro "El Beso", del austríaco Gustav Klimt, es la estrella del museo vienés del Belvedere, uno de los tantos reductos culturales del país europeo que rendirá homenaje al artista en el 150° aniversario de su nacimiento.


Pintor fuera de serie, en rebelión contra la burguesía y las costumbres de su época, Gustav Klimt, nació el 14 de julio de 1862 y fue uno de los fundadores junto a su compatriota Egon Schiele del movimiento vienés “Jugendstil” y de la Secesión, precursor del expresionismo alemán.
Su pintura, con frecuente utilización del dorado, evoca la "Edad de oro" de Viena, una época en que la capital de Austria ostentaba una vida intelectual y artística comparable a la de París o Berlín.
En aquella Viena cohabitaban el fundador del psicoanálisis Sigmund Freud, los arquitectos Otto Wagner y Adolf Loos, así como los compositores Gustav Mahler y Arnold Schönberg y los escritores Arthur Schnitzler, Robert Musil y Stefan Zweig.
Uno de los cuadros más caros del mundo, "Retrato de Adèle Bloch-Bauer I" (1907), vendido en Estados Unidos en 2006 por 135 millones de dólares, hizo correr ríos de tinta en un primer caso de restitución de una obra de arte incautada por los nazis a un coleccionista judío.
Para el 150° aniversario del nacimiento de Klimt, los principales museos vieneses organizan una decena de exposiciones, desde su trabajo de decorador en el Burgtheater -el teatro más grande y más antiguo de Viena- y en el museo de Bellas Artes (Kunsthistorisches Museum), hasta sus dibujos, casi desconocidos para el público.
El museo del Belvedere presentará excepcionalmente la totalidad de su acervo de cuadros del artista (del 6 de julio al 2 de septiembre), mientras una muestra sobre las relaciones entre Klimt y el arquitecto Josef Hoffmann ya abrió sus puertas hasta el 4 de marzo.
El museo Albertina pondrá énfasis en los dibujos de Klimt (del 14 de marzo al 10 de junio), mientras que el museo Leopold abordará su vida privada a través de su correspondencia (del 24 de febrero al 27 de agosto).
El museo de Bellas Artes (KHM) organiza visitas guiadas de las obras de decoración realizados por Klimt y sus alumnos en las majestuosas escalinatas del edificio. Una residencia enteramente decorada por el artista poco antes de su muerte abrirá sus puertas al público este verano.
Por último, un centro Klimt dedicado a la documentación abrirá el 14 de julio en el lago Attersee, en Alta Austria, al oeste de Viena.
La primera referencia del año a la obra de Klimt pudo verse el 1 de enero a través del vestuario naranja y dorado del Ballet de la Ópera de Viena, presentado en el Belvedere con motivo del tradicional concierto de Año Nuevo dela Orquesta Filarmónica de Viena.

Fuente texto: infobae.com