A LOS 84 AÑOS MURIÓ RÓMULO MACCIÓ,
UNO DE LOS JÓVENES REBELDES DEL ARTE

LA RENOVACIÓN DE LOS 60
Integró la Neofiguración, el grupo que apuntó a los límites del arte para hablar del mundo de su época.
Lo que importa es el hombre. Una que sostenía la pintura de Macció. /Gabriel Díaz
   
      Lo que importa es el hombre. Una que sostenía la pintura de Macció. /Gabriel Díaz


Mercedes Pérez Bergliaffa

El vómito del alma. Eso, decía Rómulo Macció, se podía sacar a través de la pintura. Y teniendo esa herramienta en los dedos prefería no meterse con las palabras: "¿Para que hablar cuando las pinturas hablan por sí mismas?", decía. Rómulo Macció murió de un ataque cardíaco el jueves a la noche. Tenía 84 años y en los 60 había sido parte de uno de los grupos más contundentes y renovadores del arte argentino: la neofiguración.
"Teníamos menos años y el corazón imprudente, queríamos incendiar, desarticular, contaminar el espacio chato en el ancho y alto del cuadro", explicaba Macció. "Estábamos cabreros contra la cultura del 'ver y saborear' (...) ¡Nos cagábamos en la sociedad!"
En el grupo estaban también Luis Felipe Noé, Ernesto Deira, Jorge De la Vega. La consigna era "todo vale". Querían quebrar la frontera entre lo abstracto y lo figurativo. Querían decir.
Macció  empezó su carrera en 1956 como pintor autodidacta y de orientación surrealista. Tras pasar por otros grupos, se uniría esos artistas jóvenes, fuertes y rebeldes. A partir de 1961, durante cuatro años este grupo hizo estallar la pintura. La historia comenzó en la exposición Otra Figuración en la galería Peuser. Mediante la búsqueda de una nueva imagen del ser humano, estos artistas cuestionaron la institución "pintura". Maccio lo hizo a través de enorme lienzos de gestos muy amplios, abiertos, casi violentos, informales: eran el pasaje de la modernidad a la posmodernidad en la pintura local.
"En 1965, Rómulo creía que la aventura estaba terminada, nosotros que recién comenzaba; nos distanciamos", cuenta ahora Luis Felipe Noé, el único sobreviviente del grupo.
Efectivamente, Macció comenzaría a hacer una figuración más detallada, definida, de observación aguda y gesto más contenido. De pinceladas regulares con material escaso y seco y planos plenos. Se fijaría en los paisajes urbanos, en La Boca donde vivía y en el Río de la Plata y en Nueva York. Aquí, haría las Pinturas de contaminación y olvido. En Nueva York vería climas desiertos y raros.
Además del vómito, de sacarlo todo afuera, Macció pensaba que la pintura permitía la reflexión contemplativa. Rebelde y a veces simpáticamente reacio, decía que "La pintura es un oficio mudó, es una ciencia oculta". 
Hace dos años, en una de sus últimas muestras, Repertorios, en la sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta -y ya con unas pinturas de paleta provocativa, colores pastel, síntesis, generalmente poca materia y muchos planos- comentaba: "Mi única preocupación es el hombre. Pinto siempre al ser humano. Mi pintura es representativa". Y tras dar una vuelta entre sus inmensos cuadros, agregaba: "Un pintor como yo quiere hacer formas agradables pero también algo más, una intensidad, un sentimiento. Eso es lo que está dentro de mis personajes". Y eso es lo que se percibe cuando uno los mira: la enormeenergía que Maccio nos deja bajo la forma de pintura.
Sus restos serán velados hoy entre las 11 y las 20 en el Museo Nacional de Bellas Artes. Como un maestro y referente de nuestra historia del arte se merece.

No es un adiós, Macció: vos no te vas nunca.
Murió el artista Rómulo Macció.
Fue uno de los referentes de la Nueva Figuración, uno de los movimientos de vanguardia de los años 60.


Romulo Macció es un pintor argentino de relevancia internacional, asociado con la vanguardia de la década del sesenta.
 
Romulo Macció es un pintor argentino de relevancia internacional, asociado con la vanguardia de la década del sesenta.


Falleció Rómulo Macció (1931-2016), un pintor inmenso, un grande de verdad. Pintor-pintor, de esos que sólo podían pintar porque amaban , respetaban y desafiaban a la pintura, sin recurrir a trucos fáciles, paralelos: lo suyo era la pintura x la pintura  misma.
Macció se nos fue a todos: su obra es patrimonio, parte de nuestra historia y nuestra identidad. Nos hace y completa, especialmente a los artistas argentinos: fue, es y seguirá siendo un fuerte referente.El Artista plàstico Ròmulo Maccio en su atellier de calle Pichincha 546.


Cuando alguien menciona a Macció se lo asocia inmediatamente como integrante del grupo de pintores de la Nueva Figuración o Neofiguración, junto a Luis Felipe “Yuyo” Noé, Jorge de la Vega, Ernesto Deira y el mismo Macció. Se trató de un grupo histórico, que rompió con el lenguaje tradicional de la pintura existente en la Argentina debido a su potencia expresiva, a su  desdibujamiento de los límites del marco, a encontrarse a medio camino entre la abstracción y la figuración. En el caso de las pinturas de Macció de esta época, eran prácticamente violentas, super potentes, muy gestuales y con las formas totalmente distorsionadas. Más tarde entraría en una figuración precisa y de clima extraño, raro, basado en Nueva York y en el Río de la Plata: supo ver en las ciudades, en el paisaje urbano, lo que nosotros no veíamos. Y luego, recientemente, en una síntesis casi extrema y una paleta inesperada.
El Artista plàstico Ròmulo Maccio en su atellier de calle Pichincha 546.

Siempre de escala gigante –no se andaba con chiquitas-, Macció era un rebelde: sus respuestas cuando se lo entrevistaba eran imprevisibles. Eso le divertía. 

Ganador del Premio De Ridder (1959), salido del Di Tella, ganador del Kónex, el artista realizó innumerables muestras nacionales e internacionales. 
Se nos fue un pintor mítico y respetado, un mito. El mundo del arte hoy está de completo luto.
Lo velan mañana, de 11 a 21, en el Museo Nacional de Bellas Artes, Av. del Libertador 1473.

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