RITUALES DE HOY QUE TIENEN ALGO DE MITO

Con Tierra de Encuentros, Cielos y Colores, la antigua abadía de San Benito abre al público como espacio cultural; de las máscaras y plumas a los horizontes en blanco y negro, el arte originario se revela en un impactante montaje

Trajes y joyas típicas de las pillan kushe patagónicas
Trajes y joyas típicas de las pillan kushe patagónicas.Foto:Patricio Pidal / AFV
María Elena Polack

"Hay un interés por recuperar los orígenes; se ve tanto en la Patagonia como en el Gran Chaco. A nosotros nos llega la recuperación política, pero hay una recuperación mayor, religiosa y cultural, que se mantiene en reserva frente a la población no originaria", comenta la artista Teresa Pereda mientras recorre con LA NACIÓN el montaje de Tierra de Encuentros, Cielos y Colores. Arte de Sudamérica Hoy y Ayer, la muestra que ella cura y que inaugura la antigua abadía de San Benito, hoy Centro de Arte y Estudios Latinoamericanos, como espacio de exposición.

Gran conocedora de los rituales de los pueblos originarios, la artista se entusiasma mientras oficia de guía por las salas de nivel museístico que presentarán al público textiles, fotografías, trajes, joyería y máscaras, a partir de mañana, a las 19, en Gorostiaga 1908.
"Lo que estamos mostrando está en uso, no tiene un enfoque museístico", advierte, y se detiene ante el mapa rector de la exhibición, que ayuda a entender las tres grandes regiones abordadas: pampa y patagonia chilena, Gran Chaco (parte de la Argentina, Bolivia y Paraguay) y andina peruana.

La exhibición comienza con textiles tejidos en la zona de Santiago del Estero y una galería de 26 horizontes del río Paraná, en blanco y negro, del fotógrafo Facundo de Zuviría, que actúa como hilo conector con los siguientes tres espacios que mantienen su antiguas fachadas de claustros monacales, pero fueron reacondicionadas para exhibición.
El azul profundo de la primera sala es una clara alusión al vínculo entre los pueblos patagónicos y la luna. Allí, dos litografías de Carlos Enrique Pellegrini, de 1840, ocupan sendas paredes y destacan los detalles más delicados de las pillan kushe (ancianas espirituales). Los mismos estilos de collares de metal y cuentas de vidrio, y sus trajes negros de telas rústicas, visten la sala. "La indumentaria y las joyas que vemos se usan actualmente", cuenta Pereda, al señalar festividades típicas como el Nguillatún, que se cumple una vez al año casi a fines de febrero y reúne al menos a cinco o seis caciques patagónicos. "Son bailes que duran hasta tres días, pero que se desarrollan en la intimidad de las comunidades. El turismo no tiene acceso a ellas", aclara.

También se utilizan los bodoques (antigua versión de los actuales aros expansores de orejas), los tocados masculinos con cuentas de valvas de río o con plumas de colores y los cascos con los que se juega al polke, que se exhiben en la sala de color café, que identifica la cultura del Gran Chaco.
Una colección de 30 máscaras pertenecientes al Museo Riva Agüero da cuenta del cruce étnico en la zona incaica. "Hay prehispánicas, hechas en caparazón de mulita; actuales, de papel maché; de tejido metálico, de madera, de cuero, de latón y hasta de yeso", enumera Pereda, y recuerda que "son usadas en las fiestas religiosas y en las procesiones que se realizan en Perú".


Máscaras del Museo Riva Agüero, de Perú
Máscaras del Museo Riva Agüero, de Perú.Foto:Patricio Pidal / AFV

Ese museo peruano seleccionó para esta ocasión 30 de sus más de 2000 máscaras, que incluyen impactantes representaciones de diablos que suelen participar de "la danza de la Diablada", un baile en el cual se representan y se enfrentan el bien y el mal.

En apenas tres meses, el responsable del centro y ex director del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) Guillermo Alonso coordinó las acciones entre el Riva Agüero de la Pontificia Universidad Católica de Lima, Perú; el Museo Etnográfico Juan B. Ambrosetti, de la Universidad de Buenos Aires; la Colección Hijos del Viento; la Asociación Adobe (Santiago del Estero, Buenos Aires, Milán), y colecciones privadas.Valeria Keller y Mariana Rodríguez diseñaron y montaron la muestra en salas de colores impactantes que remiten rápidamente a las exhibiciones que desarrollaron en el MNBA, tanto en las áreas de exhibición permanente como en algunas temporarias, como Caravaggio o Tekoporã.

La primera propuesta de La Abadía, que se extenderá hasta fines de enero, contempla una agenda de talleres, charlas y hasta encuentros de cine debate que reserva algunas citas imperdibles. Estas actividades están a cargo de Ximena Eliçabe, coordinadora del Centro de Arte y Estudios Latinoamericanos. Para marcar en el calendario, se destacan el recorrido que la propia Pereda guiará para el público este sábado, en la antesala de La Noche de los Museos: una ocasión inmejorable para conocer este nuevo lugar.


Fuente: lanacion.com

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