UNA CELEBRACIÓN A LO PÁEZ VILARÓ

Retrospectiva del artista, que murió en febrero.
A ocho meses de su muerte, reúnen sus obras en una muestra donde los colores estallan.

“Voy a pintar todo lo hermoso que hay aquí. Su gente, sus comparsas. Voy a pintar el alma de este lugar”. Eso afirmó el pintor uruguayo Carlos Páez Vilaro (Montevideo 1923-Casapueblo 2014), cuando llegó, allá por los años 40, al conventillo Mediomundo, en Montevideo, para convertirlo en su taller. El candombe, la negritud, las coloridas ropas del Carnaval serían desde entonces  los tema dominantes en sus obras, que se pueden ver en la retrospectiva Páez Vilaró sin fin que desde hoy, justo el día en que el artista cumpliría 91 años, y hasta el 14 de diciembre se puede visitar en el Museo de Tigre.
Hay pinturas, esculturas, recreaciones de algunas de sus obras realizadas por artistas del Tigre, y hasta una reproducción de su famosa Casapueblo, en Punta del Este, esa que diseñó como casa de vacaciones, que él llamaba “mi barco quieto” y que recuerda a las construcciones de algunas islas griegas. “El arquitecto veía los diseños de Vilaró y luego veía cómo hacía para que no se cayera”, dice Diana Saiegh, coordinadora de la muestra. En la recreación que ahora está en el Museo hay también algunas de las esculturas que él había elegido para decorar su singular casa.
Para empezar, aparecen algunas pinturas tempranas, como la que nos recibe ni bien comenzamos a recorrer la sala. Se llama El candombe de San Benito y muestra a hombres y mujeres negros celebrando el carnaval. Sus rostros se confunden con el fondo oscuro del lienzo y son sus coloridas ropas las verdaderos protagonistas de la pintura, realizada en 1955. Hay además pinturas y máscaras que recuerdan los días que vivió en África buscando el origen de lo que veía en Montevideo.
A un lado, se alza el mural Raíces de paz, que Vilaró realizó en 1960 para la sede de la OEA en Washington. No es el original, de 162 metros de largo, sino una reproducción, más pequeña pero igualmente enorme, que los Fileteadores del Conurbano hicieron para la ocasión. Colores fuertes y figuras abstractas y líneas marcadas. “La línea muy marcada es una de las características de su obra”, explica Saiegh, y cuenta que por eso hay una línea que por lo más bajo de la pared, nos va guiando en el recorrido de la muestra.
Una instalación recuerda a su serie Bares. Junto a paredes en chillones tonos rojos, naranjas y amarillos, dos mesas y sus sillas recrean la atmósfera de un bar. En la pared, la pintura de una mujer rubia, tumbada, irreal, con los senos desnudos y pintados de rosa. Más allá, el autorretrato “Yo y mi gato Barouk”. De nuevo chillan los colores.
Y como la idea de esta muestra era hacer una retrospectiva no sólo de su obra sino de su vida, hay dos paneles con fotografía salidas del archivo de la que fue su casa en Tigre. Podemos ver a Vilaró acompañado de Fidel Castro, Brigitte Bardot, Pelé, Pepe Mujica, Picasso y Horacio Guaraní, entre otros. Al lado, otro panel más personal, muestra fotos de su esposa y sus hijos, entre ellos, el sobreviviente de la tragedia de los Andes.
“La morena bien lo sabe/que es el pintor de los negros/Carlitos Páez Vilaró/que Dios te ampare en el tiempo/. En la zona dedicada al candombe se lee esta frase y hay debajo unos tamboriles que hoy, sonaran para la inauguración.


Fuente: lanacion.com

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