GERÓNIMO RAUCH:
"SUEÑO CON HACER ALGO EN MI TIERRA"

El argentino que conquistó la escena del musical en Londres y en Madrid hará cinco shows en Buenos Aires
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Foto La Nación

Por Carolina Amoroso / LA NACIÓN



En febrero, Gerónimo Rauch viajaba por pocos días a Buenos Aires, invitado por el elenco de Casi normales para participar de la obra y para ofrecer una clase magistral. Pero no se imaginó que la clase sería el éxito rotundo que fue y que, luego de años de cosechar elogios y reconocimientos en España e Inglaterra, ya era tiempo de que el púbico de su tierra supiera en quién se convirtió el ex Mambrú que cautivó al West End.
Por eso, con el apoyo de Lino Patalano, preparó un concierto especial que lleva por nombre Entre miserables y fantasmas, en honor a Los miserables, la obra que cambió su vida tres veces y a El fantasma de la ópera, la pieza que protagoniza hoy en Londres. En cada una de las cinco fechas que ofrecerá en el Maipo, el cantante hará un recorrido por un repertorio de musicales de todos los tiempos, junto a una orquesta de 14 músicos dirigida por Tomás Mayer Wolf. Habrá también invitados especiales, como Josefina Scaglione. Laura Conforte, Manuela del Campo y Matías Mayer.
Por si faltaba sumarle algo a su apretada agenda, en este paso por Buenos Aires, Gerónimo -que se casó en España y tuvo a su hijo en Londres- será nombrado ciudadano ilustre. "Me sigue sorprendiendo ver mi cara y mi nombre en la puerta del teatro -dice, en una charla telefónica-. Estoy viviendo una vida que ni siquiera me animaba a soñar."
-¿Cómo elegiste el repertorio de este concierto?
Entre miserables y fantasmas tiene como idea hacer un recorrido por la historia de los musicales que me han llevado a donde estoy ahora. Empezaremos con un recorrido desde lo más antiguo, Cole Porter, Gershwin, y pasaremos también por Los miserables, El fantasma de la Ópera, Jesucristo Superstar y muchos otros repertorios que yo nunca podría hacer, como algunas canciones escritas para mujeres. Va a ser un homenaje al género y va a tener mucho estilo.
-¿Cuándo creés que te enamoraste del musical?
-Creo que fue cuando era muy chico. Mis hermanas fueron fanáticas del género mucho antes que yo, en la época del décimo aniversario de Los miserables. Ellas empezaron a mostrarme musicales y descubrí un mundo mágico e increíble. Con el tiempo yo me dediqué a otra cosa: estudié publicidad y esto era como un hobby. Hasta que hice un clic y me di cuenta de que era lo que quería hacer por el resto de mi vida.
-¿Te sentís más cantante que actor?
-Siempre hago las dos cosas al mismo tiempo, pero evidentemente para mí la música fue siempre la motivación principal y mi voz ha sido una guía para elegir proyectos y para pensar a futuro. Amo actuar, pero si me preguntás qué es lo que me guía a mí como artista, yo te diría que es mi voz y la música.
-En los últimos años hubo una explosión del musical, sobre todo en el circuito independiente, que se liberó de ciertos prejuicios en relación al género. ¿Notaste esto en tu paso por la Argentina?
-Estuve muy poquito en Buenos Aires la última vez, pero sigo la escena musicalera de la Argentina. Estoy al tanto de todo lo que se genera. Hay proyectos y creadores muy interesantes e intento seguirles el paso. A mí me fascina que haya crecido tanto, que haya tanta gente estudiando y preparándose para este género que en la época nuestra era sólo para arriesgados.
-¿Sentís que el género ha sido muy vapuleado por la crítica?
-Creo que se defiende solo. Lo que pasa es que el espectador empezó a descubrirlo porque hay cada vez más cosas. Se empieza a crear un gusto, empieza a haber más demanda de cosas nuevas. Esto es un proceso orgánico que se está dando en la Argentina y que va a crecer cada día más. El musical cuenta una historia y enseñarle al público a escuchar un texto cantado llevó su tiempo. Pero ya estamos: ya está aceptado. A la gente le gusta y lo quiere ver, que es lo más importante.
-¿Soñás con volver?
-Aprendí con el tiempo que somos ciudadanos del mundo. Lo que busco es crecer y buscar desafíos nuevos. Siempre sueño con volver a la Argentina, lo que pasa es que por ahora no es el momento porque hay proyectos acá, en Londres. Nunca descarto la posibilidad y sí, sueño con hacer algo en mi tierra, por supuesto.
-¿Con qué proyectos estás?
-Estoy con El fantasma de la ópera hasta agosto del año que viene. Entre mis proyectos están hacer conciertos en España, con ganas de grabar un disco desde acá, cosa que es difícil, pero ojalá lo logremos. Después, hay algunas cositas que no las puedo confirmar, pero me estoy preparando para algunas audiciones.
-Tu website tiene un sello que dice "Reinventing myself" [Reiventándome a mí mismo]. ¿Tiene algo que ver con el momento en el que estás?
-Siempre uno se está reinventando. Yo no me quiero quedar estancado en ningún lugar. Es parte de la idea de no quedarse quieto. En este género no estás acostumbrado a tener un contrato tan largo. De repente, acá lo tengo, pero no me quiero quedar estancado pensando que puedo ser el fantasma toda mi vida.
-En cuanto a las formas de encarar el trabajo, ¿qué diferencias encontraste en España e Inglaterra con respecto a la Argentina?
-Las formas de encarar el trabajo en España y en la Argentina son muy parecidas y los resultados son excelentes. Lo que pasa es que acá [por Londres] es una industria. Todos mis compañeros tienen un título universitario, avalado por el sistema de educación de acá. Vos acá les decís a tus padres: "Me quiero dedicar al teatro musical" y no te miran raro, es una carrera digna como todas y está muy establecida. Entonces, mi principal envidia es esa: todos mis compañeros estudiaron cuatro años en un conservatorio de música. Las universidades acá son lo más lindo que te podés imaginar y salen preparadísimos a un nivel competitivo que quizás a nosotros nos lleva años de experiencia conseguir.
Los miserables marcó tu destino....
-Me cambió la vida tres veces: me dio mi primer trabajo profesional, porque yo antes jugaba a ser cantante o actor, pero esa obra me afianzó y me dio el empujón para dedicarme ciento por ciento al género. Después, me permitió afianzarme como figura del musical en España con Jean Valjean, con la segunda producción en el mundo de la nueva versión de Los miserables, y después me abrió las puertas a Londres, donde estoy hoy. Es un musical que llevo en el alma.
-Tenés 36 años y ya interpretaste a algunos de los personajes más codiciados por los actores del género, ¿hay algún sueño pendiente?
-Tengo algunas obras que me gustaría hacer, por ejemplo Jekyll y Hyde. Lo que pasa es que también quiero crear un personaje. Quiero que alguien confíe en mí para crear un rol nuevo. Aún no pasó y me gustaría hacerlo. También quiero grabar un disco y hacer cine, pero en el mundo musical siento que crear un rol nuevo me afianzaría como artista.
-¿Cómo sentís que maduró tu intérprete en todos estos años?
-Lo que me pasó tanto en España como estando acá [en Londres] es que, al tener que estar tan atento al idioma y al acento, empecé a priorizar muchísimo más al texto. La profundidad del texto es donde yo me arraigo, donde encuentro las respuestas, en la verdad del texto, cosa a la que antes, desde mi inocencia y mi inmadurez, no le daba tanta importancia. Quizá le daba más importancia a cantarlo bien y lindo y a hacer las cosas más virtuosas que se pueden hacer, en vez de profundizar en la palabra. Creo que ahí está la diferencia. La palabra siempre es más importante.

Entre miserables y fantasmas

Con Gerónimo Rauch
Lunes, miércoles y jueves, a las 21; y el sábado y domingo, a las 21.30 (cinco funciones).
Maipo, Esmeralda 443..


Música

Gerónimo Rauch: talento, sensibilidad y pasión

Por Pablo Gorlero / LA NACIÓN
 Foto: Pablo Agullo y Alejandro Orquiguil de Mostacho Foto
Foto: Pablo Agullo y Alejandro Orquiguil de Mostacho Foto

entre miserables y fantasmas - gerónimo rauch en concierto

Dirección musical: Tomás Mayer Wolf. Dirección general: Fernando Dente. Producción general: Palermo Films. con: Gerónimo Rauch. Músicos: Gonzalo Argüello, Pedro Carabajal, Jorge Caldelari, Fernando Lerman, Gaspar Scabuzzo, Gonzalo Fuertes, Gustavo Meiller, Laura Molina, Tomás Babjaczuk, Pablo Hopenhayn, Gerardo Bondi, Martcho Mavrov, Martín Della Nina y Mariano Cantarini. Sonido: Rodrigo Lavecchia. Luces: Gonzalo González. Asistente de dirección: Florencia Ravera. Teatro: Maipo. Próximas funciones: mañana, a las 21; sábado y domingo, a las 21.30.
Nuestra opinión: Excelente
Gracias es la mejor palabra que uno podría darle a Gerónimo Rauch como espectador. Luego de siete años de ausencia en los escenarios porteños, regresó con toda la emoción, las ganas y el amor por lo que hace, para ofrecerle al público algo de aquello que desarrolló durante todo este tiempo en Londres y en Madrid. Allí protagonizó grandes musicales como Jesucristo Superstar, Los miserables y El fantasma de la Ópera (obra que actualmente encabeza en el West End). Su crecimiento fue enorme y hoy es una figura celebrada en la capital británica. Pero Gerónimo siempre manifestó su deseo de poder hacer algo de lo suyo en su país. Lo del Maipo se vive así, como un regalo hermoso. Porque, sobre el escenario, este inmenso artista antepone su sensibilidad a su talento. Y eso no quita, sino que suma brillo, frescura y una sinceridad que se agradece. Por ejemplo, habló del sueño de cantar junto a su hermano Marcos Rauch, y no tuvo problema en demostrar su emoción y contagiar ese abrazo a quienes lo presenciaban.
Acompañado por una impecable orquesta dirigida por Tomás Mayer Wolf (los productores de musicales deberían reparar en él más seguido porque es brillante), Rauch no perdió tiempo y arrancó con un clásico suyo y del género: "The Music of The Night", de El fantasma de la Ópera. No es exagerado decir que es la mejor versión de este tema que ha visto quien esto escribe. Gerónimo entiende a la perfección la diferencia entre sólo cantar e interpretar. Además de tener una voz prodigiosa es un actor potente y nunca deja esa faceta de lado al momento de encarar una canción. Entonces, aunque alguno no conozca el origen dramático de tal o cual tema, siempre podrá estar aproximado al sentido, al propósito, a través de su composición.
Entre miserables y fantasmas es un concierto delicado y distinguido, pleno de emoción, pasión y entretenimiento. El fanático del musical saldrá eufórico no sólo por escuchar a Rauch, sino por darse una panzada de los mejores clásicos del género. Pero aquel espectador que no es seguidor del musical quedará deleitado por un artista único que entrega lo mejor de sí mismo, casi como una ofrenda. Este concierto no es sólo para ver y escuchar, es para sentirlo.

Estructura

En este show al estilo Broadway desfilan canciones adoradas por los fanáticos como "Bring Him Home" (Los miserables), "This is the Moment" (Jeckyll & Hyde), "Getsemaní" (Jesucristo Superstar) y hasta "Defying Gravity" (Wicked), canción concebida para una mujer. Rauch hace lo que quiere con su voz, posee una técnica admirable y saborea cada canción como si de un manjar se tratase.
Un condimento que volvió delicioso a este concierto fueron las figuras invitadas. Josefina Scaglione ayudó a concluir un exquisito popurrí de clásicos con un tema de Amor sin barreras, la obra que protagonizó en Broadway. Pero este dúo dejó a todos en un estado de levitación cuando compartieron "The Phantom of the Ópera", leitmotiv de la obra de Lloyd-Webber, Stilgoe y Hart. Ahí nomás a uno se le vino a la memoria que Scaglione iba a ser la protagonista de la versión porteña de esa obra, al tiempo que fue elegida para protagonizar en Nueva York, por lo que no pudo hacerlo. Ni un tropiezo técnico la amedrentó en ese final tan difícil como preciso. Rugió el Maipo.
Marcos Rauch acompañó a su hermano en una desgarradora versión de "Roxanne" al estilo Moulin Rouge, mientras que Laura Conforte (siempre brillante) hizo con él "Falling", esa maravilla simple, pasional y sensual del musical Once, y luego, junto con Matías Mayer y Manuela del Campo aprovecharon para promocionar un poco Casi normales, pero con esplendor en el hit "Luz". El grupo vocal Voxpop (del cual perteneció hace mucho tiempo Gerónimo) dejó a todos fascinados con un tema de Queen (permitido por formar parte del musical We Will Rock You). Se trata de un grupo al que ya hace tiempo hay que prestarle mayor atención.
Contar el final de este show sería adelantar un momento vibrante, de esos que erizan la piel. Sólo hay que prepararse para lo inolvidable.
Gonzalo González es ideal para iluminar este tipo de eventos, sabe de momentos, de sentidos. Exacto el sonido de Rodrigo Lavecchia. Por su parte, Fernando Dente vuelve a demostrar que entiende mucho de puesta en escena. Sabe de prioridades, de impacto, de sensibilidad, de despliegue y refinamiento.


Fuente: lanacion.com

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