"LA FLOR" SUMA PROBLEMAS Y DEBEN APUNTALAR UN PÉTALO

Iconos porteños Se trata de la Floralis Genérica. Fue la primera escultura con movimiento de la Ciudad. Hace cinco años que no se cierra y ahora se dañó una pieza de 3.500 kilos. Prometen una reparación integral.
La Floralis Genérica. La escultura pesa 18 toneladas. / EMILIANA MIGUELEZ
La Floralis Genérica. La escultura pesa 18 toneladas. / EMILIANA MIGUELEZ
Nora Sánchez

Cuando la inauguraron, en abril de 2002, la Floralis Genérica era una escultura de vanguardia. Era la única de la Ciudad con movimiento: sus enormes pétalos de acero inoxidable se abrían de día y se cerraban de noche, como si fuera una flor de verdad. También se cerraban cuando había mucho viento o lluvia, para evitar daños. Hasta que en 2009, los engranajes dejaron de funcionar y desde entonces quedó abierta. Con la tormenta de viento y granizo del martes, uno de los pétalos sufrió una rajadura. Ahora el Gobierno porteño vallará la obra y apuntalará la pieza rota hasta que sea reparada en forma definitiva. Algo que, según prometen en el Ministerio de Ambiente y Espacio Público, sucederá en los próximos meses.
“La Floralis Genérica volverá a estar operativa en marzo del año que viene –asegura Rodrigo Silvosa, el subsecretario de Mantenimiento del Espacio Público–. Desde hace un par de meses estamos estudiando la manera de recuperarla en su totalidad. La empresa que debía mantenerla, Lockheed Martin, se fue de la Argentina. Ahora estamos estudiando los planos y mecanismos para repararla. La tarea estará a cargo de un consorcio de empresas”.
La reparación de la Floralis es una cuenta pendiente del Gobierno porteño desde hace cinco años. El escollo principal para saldarla siempre fue económico. La escultura es una obra de ingeniería muy compleja y tiene dañado el mecanismo que permite que se abra y cierre. Tampoco funcionan los sensores que la cierran ante inclemencias del tiempo. Y como quedó abierta, sus materiales estuvieron más expuestos. Hace dos años se estimó que recuperarla costaría $ 2 millones. Hoy podría salir el doble, aunque en Espacio Público se niegan a dar cifras.“Estamos evaluando distintas alternativas de restauración, para manejar el presupuesto responsablemente –dice Silvosa–. Lo que pasa es que la tormenta del otro día nos obligó a intervenir la flor antes de lo previsto”.
Es que el temporal de viento y granizo del martes provocó una rajadura en uno de los pétalos, que pesa 3.500 kilos. Según Silvosa, no hay peligro de que se caiga, pero aún así están realizando tareas para garantizar la seguridad.

Ayer, operarios de la contratista Plan Obra estuvieron trabajando en la sala de máquinas de la escultura, para comenzar a vaciar la fuente donde fue emplazada. En una semana, cuando ya esté seca, vallarán la escultura y montarán una estructura para apoyar el pétalo dañado. Así quedará hasta que sea reparado en forma definitiva y se recupere el mecanismo de cierre y apertura de la flor.

La Floralis Genérica fue creada y donada a la Ciudad por el arquitecto argentino Eduardo Catalano, que con su obra quiso representar a todas las flores. Su construcción llevó dos años y medio. Su autor nunca quiso revelar cuánto costó, pero se estima que fue entre 4,5 y 6 millones de dólares.

La flor está hecha en acero inoxidable, con un armazón de aluminio y hormigón armado. Mide 22 metros de alto, pesa 18 toneladas y abierta alcanza los 32 metros de diámetro. Originalmente, mediante un dispositivo hidráulico accionado por computadoras sus pétalos se abrían a las 8 y se cerraban cuando se ponía el sol. También, gracias a unos sensores, cuando el viento superaba los 80 km/h por más de un minuto o cuando caía mucha lluvia. Ese era su mecanismo de autodefensa.

La escultura fue inaugurada el 13 de abril de 2002 en la Plaza de las Naciones Unidas, en Figueroa Alcorta y Tagle. Recién fue puesta en funcionamiento cinco meses después debido a un problema en uno de sus pétalos. Catalano, que falleció en 2010, dejó cubierto su mantenimiento por 25 años. Se lo encomendó a la fábrica de aviones Lockheed Martin, que además fue la encargada de proveer los materiales y montarla. Pero cuando la empresa se fue del país, el cuidado de la flor quedó en manos del Gobierno porteño, que es su propietario.

“La Floralis Genérica se convirtió en un ícono de la Ciudad, tanto como lo es el Obelisco –asegura Silvosa–. No vamos a dejar que se deteriore”.


Fuente: clarín.com

1 comentario: