PAGAN CASI US$10 MILLONES L "EVEREST" DE LAS ESTAMPILLAS

Objeto de deseo. La estampilla subastada mide 2,54 por 3,17 centímetros. Es la única que se conserva de su serie. /AFP
Objeto de deseo. La estampilla subastada mide 2,54 por 3,17 centímetros. Es la única que se conserva de su serie. /AFP


Objeto de deseo. La estampilla subastada mide 2,54 por 3,17 centímetros. Es la única que se conserva de su serie. /AFP

Objeto de deseo. La estampilla subastada mide 2,54 por 3,17 centímetros. Es la única que se conserva de su serie. /AFP

La estrella de la tarde era de papel y de un tamaño apenas mayor a una huella dactilar. La estampilla Magenta de un centavo de la Guyana Británica presidía ayer la sala Sotheby’s en Nueva York. Con cuatro martillazos, el subastador David Redden rompió el silencio reinante: alguien ofrecía 4,5 millones de dólares. Cinco minutos después, el precio se duplicó. Hasta que un postor anónimo ofertó por teléfono 9,5 millones de dólares. Así el Magenta de un centavo se convirtió en la estampilla más cara del mundo.
Este sello está acostumbrado a los récords: todas las veces que fue subastado batió su propia marca. Su último récord mundial lo había obtenido en 1980, cuando fue adquirido por 935.000 dólares. “Este récord representa un momento grandioso en la historia de la filatelia”, dijo Redden. “Será difícil superarlo, y probablemente no ocurra hasta que este mismo sello vuelva a venderse”. Pese al récord, la subasta no alcanzó los 20 millones que había barajado.
Redden calificó al Magenta de un centavo –impreso en 1856 en la entonces colonia británica en Sudamérica– como el “Everest de los sellos”. Aunque este objeto de deseo de los coleccionistas es difícil de valorar a primera vista para el ojo inexperto: el anverso es magenta oscuro sellado en negro y con letras ilegibles, y el reverso es magenta más pálido, con aún más sellos y letras.
“El sello se hizo de manera un tanto burda y el responsable de correos tuvo miedo de que lo pudieran falsificar. Por eso hizo que cada ejemplar llevara la firma de alguno de los empleados”, contó Redder.
Aunque al parecer se imprimieron miles de ejemplares, según Sotheby’s sólo ha sobrevivido el sello subastado. Según la leyenda, fue descubierto en 1874 por un estudiante de 12 años que lo vendió por un puñado de monedas al coleccionista austríaco Philippe von Ferrary. En el siglo XX pasó por las manos de varios millonarios hasta que en 1980 el magnate John du Pont lo adquirió. Du Pont falleció en 2010 en la cárcel, donde cumplía una pena por asesinato, y sus herederos decidieron subastarlo. Ahora el nuevo y misterioso dueño tiene un buen negocio entre manos: varios museos ya expresaron su interés por exponer en su vitrinas la estampilla más cara del mundo.



Fuente: clarin.com

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