VINICIUS DESENFADADO: 200 IMÁGENES DE UNA VIDA INTENSA

Fotografías del archivo personal de quien fue su pareja argentina y de un fotógrafo cazafamosos de la Buenos Aires de bohemia y la tertulia, junto a otros materiales, se pueden ver en la muestra homenaje Vinicius saravá, hasta el 16 de febrero en el CC Recoleta
Vinicius en el restaurante del hotel Antiguo Monasterio, Salvador de Bahía, septiembre de 1976; en una foto de su mujer Marta Rodríguez Santamaría. Cuenta Renata Schussheim. "Lo conocí porque Daniel Divinsky me ofreció hacer la tapa de Para una muchacha con una flor (1973; Ediciones de la flor), y cuando vino a Buenos Aires fuimos a buscarlo al puerto, porque venía en barco por su miedo a los aviones. Ahí entablamos una entrañable relación amistosa. Para mí él fue un maestro de la vida, en la intensidad con que vivía las cosas, las charlas de literatura, su sentido del humor".

 Por Marcela Mazzei

Saravá decía al saludar, copa en mano y la otra lista para una muestra de cariño. La palabra se usa en Brasil, más bien al norte, para expresar buenos deseos y Vinicius de Moraes la dedicaba a todo el que lo cruzaba en alguna tertulia. Vinicuis habría cumplido 100 años y esa palabra que repetía como un mantra le dio nombre a Saravá Vinicius, la muestra homenaje que hasta el 16 de febrero se puede visitar en el Centro Cultural Recoleta, con entrada gratis.
“Fue una propuesta de Marta Santamaría, que fue su pareja argentina”, cuenta Renata Schussheim, gran amiga de Vinicuis y creadora del concepto de la muestra. “Pero yo tenía una meta muy clara: era no hacer nada solemne, porque él no lo era. La idea era hacer algo con cariño... pero no daba ni para poner los cartelitos en las fotos”, dice a propósito de las casi 200 imágenes, del archivo personal de Santamaría y del fotógrafo Gianni Mestichelli, que están identificadas en las paredes de la sala Cronopios con flechas en marcador negro a los nombres de los protagonistas, a veces con revelaciones, otras redundantes dada su celebridad.
Puente entre la alta cultura y la cultura popular, su bossa nova y su poesía destilaban esa elegancia que ahuyenta los fantasmas de lo popular atado al barullo; y convirtieron a la cultura carioca en arte universal. “Era un hombre fantástico, libra como yo, y muy divertido hablar con él. Llegaba a Buenos Aires y todos corríamos atrás del él, como la miel a las moscas”, rememora Schussheim al personaje vivo más allá del legado, el hombre que se casó siete veces y no se cansó de disfrutar de la vida, que murió la madrugada del 9 de julio de 1980 en la bañera de su casa en Gavea, a los 66 años.

Vinicius, Toquinho y Marilia Medalha, en una imagen del fotógrafo Gianni Mestichelli. "Él estuvo en el lugar justo en el momento indicado, porque era el fotógrafo del sello que grabó el disco de La Fusa (junto con Toquinho y María Creuza), y a él le gustaba, como a muchos, estar ahí. El tenía mucha documentación de los encuentros con Piazzolla, con Ferrer, y de esa Buenos Aires que ya no existe, porque uno tenía tiempo que perder en un bar juntándose con amigos".

Vinicius con María Creuza. "Esta foto la sacó Marta Santamaría en Uruguay; a Creuza la traho él, y cómo la presentaba!, era muy generoso".



"Organizaba feijoadas que tardaban muchísimo en cocinarse, porque él era muy divagado, pero dirigía como un capitán a toda esa gente que comenzaba a tomar caipirinha sin nada en el estómago, hasta las siete de la tarde cuando estaba cocinado. siempre generó muchos encuentros, le encantaba presentar gente y armar proyectos todo el tiempo. Creo que en eso también, ahora me doy cuenta, aprendí de él".

En la muestra se podrá apreciar una selección de sus mejores poemas, se proyectarán videos y el documental “Vinicius”, de Miguel Faría Jr. y Susana de Moraes, también habrá instalaciones, libros y cartas del poeta. "Se nota mucho el cariño de él para con la gente, pero además de fotos hay música (seleccionda por el músico Damián Laplace), y una videoinstalación que es una playa, un lugar de felicidad pensando en él".

Vinicius: la poesía, la música y la vida como si se acabara el tiempo

La muestra incluye videos, cartas, objetos, libros, poemas y un documental sobre la vida del poeta brasileño.

Al fondo está el mar, la arena blanca reconocible de las playas brasileñas. Suena la música de Vinicius, su voz se transforma en poema. Sólo falta una caipirinha y una sombrilla para no moverse más de la sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta. La videoinstalación, con arena incluída, es parte de la muestra Vinicius… saravá! La vida, amigo, es el arte del encuentro, cuyo concepto artístico y estético está a cargo de Renata Schussheim.
La exposición es una celebración que procura, como dice la artista argentina a Clarín, “recordar a Vinicius con la energía maravillosa y solar que él desplegó en su vida. Eso tratamos de reproducir. Para mí fue mi maestro”.
El pasado 19 de octubre se cumplió el centenario del nacimiento de Marcus Vinícius da Cruz de Melo Morais, cuyo libro de poemas O Caminho para a Distancia le allanó el camino de la fama.
Al contrario de lo que su imagen bohemia “vendía”, Vinicius fue un erudito. Estudió literatura inglesa en Oxford y tenía una carrera como diplomático de la que fue expulsado por no adecuarse a los estándares que esa carrera exigía.
A un mes de la efemérides de su nacimiento, Buenos Aires le rinde homenaje en Recoleta. Al diálogo con Schussheim se suma una figura central en esta “movida” que permanecerá hasta el 16 de febrero: Marta Rodríguez Santamaría, la mujer argentina que Vinicius enamoró cuando él superaba los 50 y ella apenas se subía a los 22 años. Vivieron juntos tres años.
Multifacético. Todas las caras del músico a lo largo de los años. AP
Multifacético. Todas las caras del músico a lo largo de los años. AP

“Nuestra relación fue un acto de inspiración y de libertad. Hoy, creo que nuestro encuentro fue inevitable, quizá kármico. Era una época opresiva e intolerante. Hablo de 1975 y Vinicius me abrió el pensamiento. El representaba la libertad, el fuir, y te invitaba a que dejaras aflorar tu creatividad. Para estar a su lado hacía falta sensibilidad”, cuenta Marta.
Al año de conocerse en Punta del Este, ya compartían la vida en Salvador de Bahía. Ella se sumó a sus giras y los amigos de Vinicius fueron sus amigos: Toquinho, Joao Gilberto, María Bethania...
Renata y Marta coincidieron en el concepto de rescatar, para esta exposición, “la idea de Vinicius de vivir cada momento como si fuera el último”.
Hay 90 fotografías que lo inmortalizan, divididas en dos partes. Una con imágenes de la colección personal de Marta: situaciones familiares, amigos, viajes, un Vinicius más íntimo. La otra, con fotos de la colección de Gianni Mestichelli que registró al autor de Garota de Ipanema en sus shows en Buenos Aires, en la grabación del disco “La Fusa”, con Toquinho y María Creuza, entre otros. La muestra incluye el documental Vinicius, de Miguel Faría Jr. y Susana de Moraes, instalaciones, libros, cartas, videos y una selección de poemas.
Hubo un tiempo en que la tendencia en este país era andar por la calle con un libro de poemas de Vinicius bajo el brazo. Y además de sus libros, que fueron furor en la Argentina de principios de los 80, compuso más de 400 canciones.
Renata y Marta recuerdan que el lugar predilecto de Vinicius para recibir gente era la bañera. “Podía pasar largos ratos adentro, con una tablita apoyar su vaso de whisky mientras desfilaba la gente que quería hablar con él”, cuentan.
La canción favorita de Renata Schussheim es “Venite a perder en este torbellino”. Marta dice: “Me la dedicó a mí”. Ambas se ríen. Pero la musa argentina de Vinicius se queda con “Agua de beber”.

Fuente: Revista Ñ Clarín

No hay comentarios:

Publicar un comentario