ORLY GENGER TEJE ECOS GIGANTES DEL ARTE MODERNO


La artista plástica re-anuda la historia del arte. Tiene tres cercas pintadas con los colores primarios. La artista crea instalaciones ambiciosas con trozos de soga. 



Por CAROL KINO
The New York Times

"Poder poner mi cuerpo en mi obra sería lo máximo para mí", le gusta decir a Orly Genger. Para algunos, ya lo está haciendo en sus esculturas. En los últimos 10 años, Genger se ha dado a conocer por crear instalaciones ambiciosas con bobinas aparentemente interminables de soga que teje y modela con formas que recuerdan las obras maestras del arte moderno.
En 2007, llenó una galería de Chelsea con 76 kilómetros de soga anudada, saturada de pintura, creando un entorno que sugería Earth Room de Walter de Maria. Al año siguiente construyó una instalación más grande aún para el hall del Museo de Arte de Indianápolis ­una visión maliciosa de las agresivas estibas y pilas de metal de minimalistas como Tony Smith y Donald Judd.
En 2010, para una muestra en el Museo de Arte Contemporáneo de Massachusetts en North Adams, Genger utilizó 160 kilómetros de soga pintada de rojo. Genger, de 34 años, acaba de presentar su obra más grande y trabajosa hasta el momento, una escultura pública en Madison Square Park de Nueva York, llamada Red, Yellow and Blue.
Podrá verse hasta el 8 de septiembre y está hecha con 427 kilómetros de soga para la pesca de la langosta tejida a mano, que utilizó para crear tres cercos superpuestos, cada uno pintado de un color primario distinto. Vistas de lejos, sus paredes ondulantes dibujan un arco hacia los árboles, sugiriendo una mezcla de Torqued Ellipse de Richard Serra, un paisaje urbano psicodélico de Peter Max y una torta en capas al estilo Claes Oldenburg.
El proyecto constituye el más grande presentado hasta el momento por la Madison Square Park Conservancy. Durante estos últimos dos años, Genger y un equipo de asistentes pasaron casi todos los días en el estudio de la artista quitando huesos de pescado y pinzas de langosta de la soga y tejiendo trozos de una especie de banda de bufanda que utilizó como ladrillos.
"Me gusta ensuciarme", dijo hace poco Genger. "Me hace sentir que tengo más libertad para romper las reglas." Y en un día nublado, Genger se ensució con un equipo de gente distinto, en este caso formado por jóvenes fornidos que arrastraron y apilaron casi 200 de esas bandas sobre soportes de acero para crear una pared ondeada en color rojo.
Los transeúntes se detenían para mirar y tomar fotografías. Genger también hace joyas con soga anudada en colaboración con la diseñadora Jaclyn Mayer, y su línea más reciente, inspirada asimismo por Red, Yellow and Blue, acaba de hacer su debut online en la vitrina del diseño Grey Area.
En cuanto a la instalación, será el primer encargo de Madison Square Park que viajará. Genger lo reinstalará en octubre en el Parque de Esculturas de Cordova en Lincoln, Massachusetts, donde permanecerá durante un año.
Los admiradores de Genger consideran que es una atención muy merecida. Susan Cross, curadora del Museo de Arte Contemporáneo de Massachusetts que encargó la pieza enorme Big Boss, la definió como "una fuerza arrolladora". "Todos pueden sentirse identificados a pesar de su enorme tamaño", dijo Cross refiriéndose a la obra de Gener. "Se ve que es soga pero es visible el trabajo que implica. Creo que atrae y hechiza."
Lisa Freiman, que dirige el departamento de arte contemporáneo en el Museo de Arte de Indianápolis, destaca cómo Genger reelabora astutamente la historia del arte. "La veo en realidad como una de las escultoras más importantes en este momento", dijo. Desde el comienzo, señaló, Gener adoptó "al mismo tiempo el arte clásico minimalista y postminimalista y el arte feminista y lo hizo de una manera absolutamente original".
Genger contó que mientras estudiaba en la Escuela del Instituto de Arte de Chicago comenzó a jugar con hilo crudo, transformando nudos de cadena y nudos corredizos en esculturas.
En 2004, construyó su primera obra al aire libre, para el Socrates Sculpture Park en la zona de Queens en Nueva York. Obligada a encontrar un material que fuera más resistente al clima que la lana, descubrió la soga para escalar montañas.
Después de eso, dijo, "Me interesó más la flexibilidad del material y la monumentalidad que daba a la obra". De pie frente a Red, Yellow and Blue, dijo, "Siento estos dos últimos años de mi vida ­cada nudo. Es una manifestación física del tiempo."

Fuente: Revista Ñ Clarín

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