ENTRE LA RAZÓN Y EL INCONSCIENTE

En la nueva galería Central Newbery, las pinturas de Jorge Pietra abren la puerta hacia un territorio gobernado por la imprevisible lógica de lo onírico.
"Pietralandia”, llama él a su mundo, espiral profundo de memoria, imaginación y estrategia técnica de la que resultan sus obras. Es Jorge Pietra y ésta es su muestra Ensoñaciones, en la galería Central Newbery. “Llamé a la exposición así porque las pinturas surgieron en un momento determinado, ése en que uno se relaja y deja que las imágenes, fluyan –comenta el pintor–. Entonces aparecen lo racional y lo inconsciente”. Ocurre en su obra “Afrodita cautiva”: un cuerpo amarillo de mujer (¿enfermo, muerto?), recostado sobre una cama, en el centro de la escena. La corona de hojas verdes contorneando la cabeza. Un gaucho con facón la mira, de espaldas al espectador. Personajes imprecisos, de rasgos sinuosos, laxos, inhumanos y orgánicos, más otras formas, merodean: no todo es figuración, acá. Tampoco espacio ni perspectiva a la usanza tradicional, renacentista y occidental. En “Afrodita…”, “Zonas limítrofes”, “Fragmentos de realidad” y en la mayoría de los trabajos, el espacio de las escenas –extrañas, con personajes bizarros– no es plano, no es cúbico y a veces está partido: por las líneas, por el trazo, por la misma masa de pintura y por cierta asociación en cadena de figuras geométricas que, a la larga, se deshacen, pero que siempre logran ese efecto buscado: un espacio extrañado, que no nos es habitual, que es ajeno. Y que en seguida remite a la sensación de caer dentro de un pozo durante un sueño, o de despertar de golpe y no saber bien dónde se está apoyando el primer pie de la mañana, tarde o noche. Por eso resulta difícil, al observar estas obras, situar la narración que sugieren en algún lugar reconocible: ninguno de estos lugares existe.
Sí existen algunos personajes. Y muchos tienen clave grotesca: sus rasgos están acentuados.
Los trabajos podrían agruparse en varias líneas: dibujos en blanco y negro realizados sobre papel; otros –también en papel– en los que Pietra incorpora color; acrílicos sobre tela, de gran tamaño; y esa obra sola, única, que se separa del resto tanto por su factura como por su tema: “Un lugar fuera del tiempo y del espacio”. La pintura usada de otra manera –chorreada con la tela ubicada horizontalmente–; la perspectiva muy acentuada, profundizando el campo de acción, y la presentación de una escena en la que los protagonistas son huracanes, turbinas que irrumpen en un espacio teatral (no en vano Pietra trabajó tantos años en el taller de arte del Teatro Colón). Aquí tenemos la clave: en estas obras el espacio ni termina ni empieza: continúa. La narración de sus obras, también.

Fuente: Revista Ñ Clarín

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