EL LIBRO DE ARTISTA YA TIENE SU SEDE EN LA ARGENTINA

La primera muestra de un centro dedicado a esa disciplina se realiza en Santa Fe, con obras de 60 artistas de todo el país.
Por Marina Oybin

Hay que caminar por una gran sala en cuyo centro hay una fuente para llegar a ver los sesenta libros de artistas de nuestro país que integran la muestra inaugural del Centro Argentino del Libro de Artista (C.A.L.A.), en el Museo Provincial de Bellas Artes Rosa Galisteo de Rodríguez, en Santa Fe. Pelusa Borthwick es la directora y curadora del flamante C.A.L.A, un emprendimiento patrocinado por el Ministerio de Innovación y Cultura de la Provincia de Santa Fe, que apunta al federalismo.
Los antecedentes del libro objeto, escribe Graciela Marotta, en El libro del libro de artista, hay que buscarlos en la Columna de Trajano, en los libros célticos de Irlanda y en el Libro de las Horas del Duque de Berry, luego, la lista sigue, entre otras, con las propuestas dadaísta y surrealista.
En las salas del museo, hay obras de artistas consagrados y emergentes. Las técnicas y soportes son variados: desde papel hasta libros-video; desde grabado y fotografía hasta vidrio o tejidos endurecidos en azúcar; desde dibujo, pintura y escultura hasta objetos e intervenciones.
Guantes en mano, es posible mirar, tocar y hojear los libros. Con tiras de papel con litografías, “Ríos de leche”, de Silvia Brewda, es una bella forma ondulante que el espectador va modificando. Matilde Marín, que viene fotografiando faros (“Pharus”, en griego: luz que guía el destino de los hombres) desde que leyó en el diario que “todos los faros del mundo se desconectarían por los GPS”, presenta “Mitos de creación”.
Diego Melero resignificó dos libros subrayándolos del mismo modo que muchos lo hacemos naturalmente para remarcar frases importantes. Eligió dos íconos: Facundo. Civilización y Barbarie, de Sarmiento, y Dogma Socialista, de Echeverría.
A unos pasos, uno se encuentra con una caja forrada con terciopelo rojo de Margarita Paksa que lleva sin escala a las experiencias visuales del Di Tella en 1968. “Comunicaciones” se presentó con un arenero con dos siluetas humanas. Dos tocadiscos reproducían un disco titulado “Comunicaciones”. Con auriculares, se escuchaba “Santuario del sueño”, descripción repetitiva de un ambiente y “Candente”, la respiración de una pareja haciendo el amor.

MARGARITA PAKSA. "Comunicaciones", 1968/2008, caja que contiene el disco Comunicaciones y 4 impresos enmarcados.
MARGARITA PAKSA. "Comunicaciones", 1968/2008, caja que contiene el disco Comunicaciones y 4 impresos enmarcados.

En tres salas se proyectan videos en loop con libros de artista. “Parahereges” se llama el de León Ferrari. En bellos collages, mix de grabados de Durero e imágenes eróticas orientales, Ferrari vuelve a interpelar sobre religión, arte, política, sexo y goce.
Se exhiben, entre muchos otros, libros de Gyula Kosice, Rodolfo Agüero, el Grupo Escombros, Carlos Gómez Centurión, Gabriela Aberastury, Estela Pereda, Pedro Roth, Mónica Goldstein (con un libro-video) y de los fotógrafos Oscar Pintor y Alejandro Montes de Oca.
El libro de Ataúlfo Pérez Aznar es una joyita. Se trata de una selección de 160 fotos de Todos somos argentinos, que se publicará este año. Es un vertiginoso caleidoscopio social que incluye marchas contra el divorcio, personajes pura fauna del hipódromo, gitanos, los primeros travestis que salieron a reivindicar sus derechos en La Plata, el circo y las vacaciones en Mar del Plata. Ataúlfo ausculta y retrata, con precisión de cirujano, a la clase media y los sectores populares de la sociedad argentina. Su cámara captura miradas y cuerpos que lo dicen todo.
“El desnudo me parece fascinante porque es donde se evidencia la problemática que le tocó vivir a nuestra generación”, dice Ataúlfo. Nada de modelos. Sus personajes son de carne y hueso: mujeres simples, en casa, en el living, en un cuarto precario, junto a la heladera. Son desnudos con efecto paradojal: hay en esos cuerpos, que se escapan de la pose tradicional y que por la forma de pararse parecen estar vestidos, algo provocador. Hay allí una reivindicación orgullosa, y acaso no buscada, ante el espectador: “Esto es un desnudo, ¿y qué?” parecen gritar esos cuerpos.
Seguimos. Mireya Baglietto invita a soplar unas plumas en una hermosa caja espejada para generar un océano magenta. Algunos libros tienen algo de diario íntimo: como si el artista se animara a contar de manera más explícita una experiencia de vida, acaso compartida con el espectador. “Area restringida”, de Alicia Díaz Rinaldi, es un libro clausurado con candado, con tapa de corazón de cerámica de tamaño natural, cubierto con alambres.
CAMILA VALDEZ. "Bombonita", telgopor, fibra de vidrio, resinas epoxi, pintura.
CAMILA VALDEZ. "Bombonita", telgopor, fibra de vidrio, resinas epoxi, pintura.

Con una mezcla de imágenes que incluye clásicos, folletines y óperas con tramas kitsch, Ana Tarsia desata la fotonovela “Mentir por amor”, basada en La dama de las camelias. Osvaldo Borda cuenta que hizo dibujos en marcador sobre papel mientras acompañaba a su esposa gravemente enferma: “Son pequeñas obras que nunca usaré como bocetos”, cuenta el artista.
Diana Chorne se mete con “Lo indecible”. José Berni, hijo de Antonio Berni, presenta un libro con fotos que ponen el foco en el espacio público, con textos de Luisa Futoransky. “Más allá de las trampas de la luz y del olvido contamos con atrapar lo no dicho, residencia principal de la emoción”, señalan. Es posible encontrar en esas imágenes la palabra “amor” estampada en una hoja de aloe vera peligrosamente pinchuda y sanadora.
Hay desde libros de vidrio soplado hasta otros con plumas que se vuelven, tan sólo con un suspiro, océano magenta. Algunos libros de artista surgieron de cuentos de Borges o de poemas de Baudelaire. Los hay inspirados en viajes, mitos, en el mundo del trabajo… O en el inconfundible universo Kosice que desata inolvidables sitios “para la evocación paralela del verbo amar con el fulgurante hidroamor correspondido” o espacios “para establecer coordenadas sentimentales, corporales, copulativas, sexuales y eróticas en levitación sublimada” y otros lugares “para chapotear en la espuma del lenguaje”, “dirigir ideogramas multicolores visualizables por inmersión” y “empaparse de poesía por simple impresión digital de años luz”.

FICHA
Muestra fundacional

Lugar: Museo Provincial de Bellas Artes Rosa Galisteo de Rodríguez, 4 de enero de 1510.
Fecha: hasta 12 de mayo.
Horario: lun a vier, 8 a 12; 16 a 19; sáb y dom, 16 a 19.
Entrada: gratis.

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