¿ARTE? SÍ, PERO ESTAMOS PARA DIVERTIRNOS PRIMERO

Algunos críticos consideran que The Hole, mezcla de galería de onda y reducto de la movida artística en Manhattan, es un emprendimiento sin consistencia donde el arte es menos importante que las inauguraciones.

The Hole, mezcla de galería de onda y reducto más divertido de la movida artística, es un espacio de arte contemporáneo en Lower Manhattan que representa a artistas del momento como Kembra Pfahler, Lola Montes Schnabel y Matthew Stone- y que en los últimos dos años se ha convertido en un club de gente piola en el circuito social de Nueva York.
Sus inauguraciones turbulentas atraen una mezcla de chicos del grafiti, nuevas estrellas y notables del mundo del arte como Salman Rushdie y Courtney Love.
Entre los eventos hubo una "Fiesta Zombie para mayores" del artista canadiense y director de cine independiente Bruce LaBruce.
Y cada vez que llegan a la ciudad la Semana de la Moda o una gran feria de arte, los cazadores de fiestas pueden esperar que haya allí algún movimiento, ya sea un restaurante conceptual temporario o una gigantesca muestra grupal catalogada como "retrospectiva transcontinental de la pintura figurativa".
"No había una galería como ésta desde Deitch", dijo Mike Malbon, el fundador de la revista cultural Frank151. "Otras muestras de arte, para mí, son sencillamente sofocantes".
Se refería a Deitch Projects, la galería del barrio del SoHo en el Lower Manhattan, famosa por sus inauguraciones carnavalescas que combinaban arte, vida nocturna, música y moda. Si bien otras galerías intentaron replicar su ambiente desde que Jeffrey Deitch la dejó para convertirse en director del Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles en 2010, The Hole es la que más se le acerca.
Esto se debe en no poca medida a Kathy Grayson, la dueña de 32 años, ex curadora de Deitch.
"Kathy es la madre de todos los hijos caprichosos de Deitch", dijo Steve Powers, famoso artista de grafiti de Nueva York conocido por su identificación, ESPO.
"No teme correr riesgos. Todos cuentan sus fichas con mucho cuidado y precisión. The Hole forma parte de un grupito pequeño de galerías que se manejan en base al instinto".
Seis meses después del cierre de Deitch Projects, Grayson y Meghan Coleman, una de las directoras de Deitch, abrieron una galería con vidriera a la calle llamada The Hole, porque era un espacio vacío, pero el nombre pasó a reflejar el vacío dejado por Deitch.
Grayson quería ser más que curadora y el espacio del SoHo era demasiado chico para otra cosa.
Después de un año, consiguió reunir un equipo de inversores y trasladó el Hole a un espacio de 370 metros cuadrados en el Bowery en Lower Manhattan.
La galería abarca varias salas imbricadas y una tienda pequeña que vende libros de arte, revistas, afiches y otros productos de artistas. Organiza alrededor de dos muestras mensuales y representa a 15 artistas.
Algunos críticos consideran que The Hole es un emprendimiento sin consistencia donde el arte es menos importante que las inauguraciones. Grayson rechaza esos comentarios. "No es que vengan a comportarse tontamente, emborracharse y consumir drogas", dijo. "Tengo muy claro que somos muy serios con respecto a las muestras y esencialmente los eventos son atracciones ligeras".
Otra área donde The Hole coquetea con la controversia son los auspicios de empresas. Hace un año, Playboy financió una instalación de E.V. Day y Pfahler. Hete aquí que la subdirectora de la galería en ese momento, May Andersen, también había sido tapa de Playboy en mayo de 2012. (Andersen ya no está en The Hole).
"No sé por qué no puede tomarse en serio una muestra de arte simplemente porque la auspicia Playboy, pero tal vez sea mi extraño punto débil", dijo Grayson.
En febrero, durante la New York Fashion Week, The Hole presentó una muestra de Herbie Fletcher, un artista y leyenda del surf que expuso seis collages hechos con tablas de surf rotas.
Yara Flinn, la diseñadora detrás de la etiqueta Nomia, asistió a la inauguración con coleccionistas de arte, directores de cine, fotógrafos de fiestas y un surtido de parásitos.
"En cada oportunidad, es un acontecimiento social", dijo. "Tengo 30 y me siento vieja".

Fuente: Revista Ñ Clarín

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