ALFRED PACQUEMENT:
"LOS MUSEOS TENDRÍAN QUE LOGRAR SER INDEPENDIENTES DEL SISTEMA ECONÓMICO"

El director del Centro Georges Pompidou de París está en nuestro país como parte del jurado del concurso de esculturas organizado por la Universidad Nacional Tres de Febrero.

En Buenos Aires. Alfred Pacquement, en Recoleta. Su museo recibe 6 millones de visitantes por año. martin bonetto

Por Mercedes Pérez Bergliaffa

Muy serio y correcto, el francés Alfred Pacquement dirige uno de los centros de arte más importantes del mundo: el Centro Georges Pompidou de París. De visita en la Argentina por segunda vez, Pacquement está en nuestro país como parte del jurado del concurso de esculturas organizado por la Universidad Nacional Tres de Febrero (UNTREF). Dueño de una vasta trayectoria en la gestión de museos, dirigió, con anterioridad al Pompidou, la importante Escuela Nacional Superior de Bellas Artes de París, fue conservador del Museo Nacional de Arte Moderno –que forma parte del complejo del Pompidou– y director del maravilloso museo parisino Jeu de Paume, dedicado a los Impresionistas. En su segunda visita a Buenos Aires –la primera fue en 2009– ,Clarín dialogó con Pacquement en un entorno muy al tono: el coqueto Club Francés, en Recoleta.
-Hay quienes sostienen que los museos devinieron en espectáculos. ¿Qué opina al respecto? ¿Le pasa eso al Pompidou?
-Bueno, hay espectáculos buenos y otros no tan buenos (sonríe con intención, Pacquement). Pero hay también, cómo decirlo, una tendencia de ciertos artistas que orientan su trabajo hacia lo espectacular. Aunque debo decir que un museo como el nuestro no elige a los artistas porque sus obras sean más o menos espectaculares, sino porque las considera importantes y de calidad. Por otra parte, creo que las exposiciones que organizamos, o la presentación de las colecciones que hacemos en nuestro museo tienen la particularidad de estar extremadamente documentadas y de ser pluridisciplinarias. Entonces, si la obra que mostramos es espectacular, bueno, es así.

-En los próximas décadas, y con las nuevas tecnologías, ¿los museos se transformarán? ¿Deberán convertirse en otro tipo de organización? Hoy, además, la tendencia es abrir sedes alrededor del mundo, como el Guggenheim.
-Por un lado pienso que los museos tienen una función educativa, de investigación, de difusión del conocimiento entre el público. Y deben conservar esta misión como esencial. También pienso que cada museo va a encontrar un modo de organización propio. Por otra parte, nosotros no seguimos la dirección del Guggenheim, aun cuando hayamos abierto el Pompidou- Metz, que es un proyecto financiado por la ciudad y por la región de Metz, y no por el Estado francés ni por nosotros como Centro Pompidou. Tenemos un acuerdo por el que apoyamos en todo lo que sea posible las exposiciones que se realizan en la ciudad de Metz con obras de nuestra colección, y esto es una ventaja importante para ellos: el hecho de disponer de obras de mucho valor, que a veces costaría hacer llegar de diferentes partes del mundo.

-Observando el contexto, ¿cuál piensa que será el próximo desafío de los museos?
-No puedo predecir el futuro, pero lo que es cierto es que existe una evolución tecnológica: todo el mundo lleva hoy en día en el bolsillo un aparato con el que se comunica con el mundo entero. Para los museos, éste es un elemento muy importante como complemento del conocimiento, y también para transmitir. A la vez, hay que poder controlarlo, medir el mensaje. Hay un desafío, sí, vinculado al desarrollo tecnológico.

-¿Cuál es el problema más importante que ha tenido que resolver a lo largo de su carrera?
-Creo que el problema más importante que tengo –y que he tenido siempre, pero que en los últimos diez o quince años se fue acentuando– es que el mercado del arte ha tomado una presencia cada vez más fuerte. Tiene una importancia tan grande, que algunas galerías hacen exposiciones como si se tratara de museos, y además, hay algunos coleccionistas que tienen medios más importantes que las propias instituciones. Por eso, mi opinión es que los museos tendrían que lograr ser y permanecer independientes de lo que tiene que ver con el sistema económico y artístico. Sus acciones deberían estar guiadas por la voluntad de proponer por sí mismos, y no por lo que establece el mercado.

Fuente: Revista Ñ Clarín

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