ELBA BAIRON:
INSTALACIONES EN YESO
QUE BUSCAN UNA ESENCIA INQUIETANTE

Se formó en el grabado y en la década de 1990 encontró un nuevo lenguaje en las instalaciones y las esculturas.

En el taller. La artista nació en Bolivia y creció en Argentina. Gerardo dell´Oro

Por Julia Villaro

Una escalera larga y oscura que culmina felizmente en una terraza llena de luz. Cuando entro al taller de la artista plástica Elba Bairon comprendo mejor el mundo de sus esculturas: el blanco que parece alcanzarlo todo, respeta sin embargo, rincones de silencio, de soledad melancólica que pueden conducirnos a un estado sutil de inquietud interior.
El trabajo de Bairon ha sido reconocido una vez más este año, cuando con motivo del 101 Salón Nacional de Artes Plásticas le otorgaron el Gran Premio Adquisición en la disciplina Instalación y nuevos soportes. Su obra Sin título , de 2008 fue realizada en yeso, sobre ladrillos y tabla de madera con esmalte sintético de 80 centímetros por dos metros y medio. Esa es la excusa para intentar entrevistarla, porque nunca permitirá que se la grabe: le tiene fobia a los grabadores.
Entonces: en un territorio como el del arte contemporáneo, donde los límites son cada vez más confusos y las palabras sólo tienen sentido para los entendidos ¿de qué hablamos cuando hablamos de una instalación? Antes que cualquier otra cosa, una instalación es un objeto situado en el espacio del espectador, que busca, al diluir los límites entre el lugar de la obra y el del público, interpelarnos. Muchas instalaciones son transitables o manipulables, el caso es que su sola presencia en nuestro territorio ordinario llama la atención de quien lo transita y con este simple acto, modifica ese espacio para siempre. Las instalaciones de Bairon van más allá. Para ella una instalación es una situación.
Comenzó su carrera artística realizando grabados. No fue, sin embargo, la necesidad de un salto abrupto lo que finalmente la acercó a la escultura y la instalación en la década de los 90. Sabe que un interés por lo corpóreo la habita desde niña. Si dibujar y modelar son para ella el decantar orgánico de un mismo deseo plástico, la instalación le ha servido como territorio de confluencia: espacio, volumen y materia tienen la misma importancia a la hora de generar obra, y todo está supeditado a una idea inicial, una situación disparadora que puede provenir tanto de la literatura como de la vida cotidiana.
El blanco de sus figuras es ambivalente: evoca pureza y al mismo tiempo inquieta; como querer gritar en un sueño y que la voz no salga. El color distrae y tranquiliza y por eso la artista cuenta haber depurado sus figuras de cualquier tonalidad. Sus obras son inquietantes porque buscan la esencia; y la pureza en estado absoluto nos es desconocida.
A Bairon no le gustan las entrevistas. Prefiere que sus obras hablen por ella. Su discurso tiene el lenguaje del yeso. No hay rigor de grabador, sólo una charla amable; es mejor soltar y dejar el misterio al misterio: aquello que en cada uno de nosotros da vida a sus obras, ninguna palabra lo arrancará al silencio.


La Paz, Bolivia. Artista plástica.

Desde 1967 vive y trabaja en Buenos Aires. Se formó en grabado y litografía. Realizó exposiciones individuales y colectivas en Argentina, Puerto Rico, Japón, Italia y España, entre otros países. Obtuvo el Premio del Salón Nacional de Grabado para extranjeros en dos ocasiones, la beca del Fondo Nacional de las Artes y el Premio de la Bienal de Arte de Bahía Blanca.

Fuente: clarin.com

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