TODAS LAS CARAS TIENEN UN LADO B


¿Quiénes son los músicos, artistas y productores detrás De las tapas de discos? Estos retratos ocultan tanto como revelan sobre los modelos y sobre la era de los vinilos.


Hace tres años que Pablo Garber fotografía músicos, artistas, productores y gente desconocida con su vinilo preferido. Pero sus caras nunca se ven. Al ocultar, revela. “Además de hacer un recorrido por las tapas que ellos eligieron, mi intención es formar un retrato colectivo de la era del vinilo, trayendo al presente aspectos del ritual que implicaba escucharlos”, explica.
Así que Ponete un disco, el trabajo suyo que se exhibe ahora en el Centro Cultural Recoleta, es una invitación a descubrir quién está detrás en cada imagen tanto como un panorama de experiencias grabadas por esa costumbre que hoy sobreviven, justamente, más o menos tapadas. A indagar en el lado B de todas las caras.
Garber cuenta que en 75 imágenes que creó –y a las que ya prevé sumar unas 30– están Rocambole, Litto Nebbia y Lalo Mir, entre otras figuras populares. Que a ellos y a los “anónimos” les preguntó por el vinilo, esa portada que se quedaban mirando, cómo los marcó y el espacio donde hoy se sienten más identificados. Y que con esa información, juntos, crearon. Hay que indagar para reconocer a los famosos. Ofrece pistas pero no fáciles, al menos para los que no somos eruditos ni fanáticos. Sin embargo, ante la potencia de la mayoría de las piezas no cuesta involucrarse y la cuestión de “éste quién será” pasa a segundo plano. Garber sabe dónde enfocar para que quede claro lo que le interesa mostrar.
La tapa de Oktubre, de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, aparece en una mesa electoral. 
Mentiras Piadosas, de Sabina, en manos de una pareja en un diván de psicoanalista. El gran micrófono de la tapa del compilado de FM USA (Winter’85) vol 3, en contraste con el cuadro “Santa conversación” (1525-30), de Niccoló Pissano, sostenido por una chica de espaldas a la cámara, con las manos dispuestas como alas, cual angelito salido del marco.
LA MAQUINA DE HACER PAJAROS. La máquina de hacer pájaros.
LA MÁQUINA DE HACER PAJAROS. La máquina de hacer pájaros.

La máquina de hacer pájaros, de la banda homónima, en una plaza. Sobre una hamaca que se viene encima del espectador, despeinada por el envión, mientras una paloma aterriza al fondo, como un detalle. Antes que al detective, da ganas de jugar a volar. Entonces, maravillado, uno recuerda, mejor dicho experimenta, aquello de Lewis Carroll respecto de “¡Qué pobre memoria es la que sólo funciona hacia atrás!”
El trabajo de Garber engancha por curiosidad y atrapa así, con sorpresa, ironía y variedad. Los Beatles, Julio Iglesias, The Smiths o Música en Libertad. Imágenes individuales, dípticos, trípticos. Citas de los retratados dispersas entre ellas. “Entonces Vinicius me dice: ¿Estás seguro que querés grabarlo? Mirá que yo no vendo mucho. ¡La cuestión es que este disco ya lleva casi medio siglo vendiéndose en todo el mundo!”, de Alfredo Radoszinsky, fundador del sello Trova. Indicios, otros estímulos para investigar.
Pero con esa persistencia en enmascarar a los retratados y contextualizar los vinilos en espacios inesperados, Garber logra sobre todo desplazar lecturas fáciles y dejar establecidas las que se propuso transitar sin cerrar ningún camino, arriesgándose a multiplicar sentidos. Una foto, se sabe, es también una idea. Y como advirtió Ansel Adams, quien recorrió como pocos las posibilidades expresivas de los paisajes, “no hay nada peor que una imagen brillante de un concepto borroso”. Por eso, aunque hay propuestas visuales para traer los vinilos de vuelta con tapas que tapan, como sleeveface.com –popular sitio de Internet donde cualquiera puede colgar una imagen en la que se autoincluye en una portada–, Ponete un disco resulta singular. 

FM USA. Winter 85
FM USA. Winter 85.

El trabajo de Garber nació con una imagen que se le cruzó en la web: “Era una chica en un bosque –cuenta– y su cara encajaba con una portada. Mucho después me enteré de que pertenecía a sleeveface. Lo que me interesó fue la inclusión del vinilo en ese entorno no previsible. Era en un bosque casi encantado y ese toque surrealista también me atrajo”.
En su momento, la relación de Garber con los vinilos fue especial. Para un libro que planea publicar, escribió que esa relación se remonta a cuando tenía doce años y su papá, que trabajaba en una discográfica, lo mandaba a ensobrar. Un depósito. Los discos “envueltos en un papel suave y finito”. Las tapas “con olor a tinta fresca”. El “placer” de mirarlas. El “descubrimiento” de bandas. Después, ciertas ceremonias. Ir a Parque Rivadavia a canjear. Esperar que ese pariente que había viajado al exterior consiguiera el álbum que no se editaba acá. Reunirse con amigos para compartir la novedad. “Es probable que en ese galpón, sentado sobre una inestable banqueta de madera, se gestara mi vocación por la fotografía y las artes visuales”, explica. Pero aclara que no escucha vinilos hace décadas y que lo tienta principalmente sentir su consistencia, colocarlos en la bandeja, oír “el ruido a fritura que precede a la primera nota” y verlos girar.
Es claro: los recuerdos son la introducción a este repertorio de piezas, que según escribió Guillermo David –también para el futuro libro– pueden conformar “la cara B de una época cuya impronta nos aqueja tanto como nos ilumina”.

FICHA
Pablo Garber. Ponete un disco
Lugar: Centro Cultural Recoleta, Junín 1930. Sala Prometeus.
Fecha: Hasta el 30 de  setiembre.
Horario: martes a viernes, 14 a 21; sabados, domingos y feriados, 12 a 21.
Entrada: gratis.

Fuente: Revista Ñ clarín

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