PARIS SE CONVIERTE EN LA CAPITAL DEL ARTE DEL ISLAM,
CON UN NUEVO LOUVRE


Una ondulada vidriera de cristal, que evoca un velo islámico agitado por el viento, cubre el nuevo departamento de Artes del Islam del museo del Louvre, con el que París aspira a convertirse en la capital artística de esa civilización milenaria, que se extendió desde España hasta India.

Por Ana María Echeverría

Una ondulada vidriera de cristal, que evoca un velo islámico agitado por el viento, cubre el nuevo departamento de Artes del Islam del museo del Louvre, con el que París aspira a convertirse en la capital artística de esa civilización milenaria, que se extendió desde España hasta India.
Conocido ya como "El Velo", el nuevo departamento del Louvre, que abrirá sus puertas al público el sábado, es el proyecto artístico más atrevido del museo parisino desde la pirámide de cristal de IM Pei, hace veinte años.
Pero el nuevo espacio consagrado a la civilización que nos legó, entre otras maravillas, la Alhambra de Granada (sur de España), es también un proyecto político, en un país con más de cinco millones de musulmanes.
Obra del arquitecto italiano Mario Bellini y del francés Rudy Ricciotti, nacido en Argel, las nuevas galerías albergan una de las más importantes colecciones de artes del Islam en el mundo, la que por falta de espacio había estado guardada en las bodegas del museo.
El germen de este nuevo departamento del Louvre fue sembrado por el ex presidente Jacques Chirac, quien en 2003, cuando sonaban tambores de guerra en Irak, lo concibió como una manera de evitar el choque entre civilizaciones.
"Jacques Chirac ordenó en agosto del 2003 el diseño de una nueva ala para darle la importancia que merecía nuestra colección de arte islámico", dijo el presidente del Louvre, Henri Loyrette, al presenta las galerías a un pequeño grupo de periodistas, antes de su inauguración el martes por el presidente François Hollande.
La directora del departamento de Artes del Islam, Sophie Makariou, dejó claro que este nuevo espacio -unos 3.000 metros cuadros dedicados a las artes del Islam- responde a una voluntad artística, pero también política.
"En momentos en que el término islam, con i minúscula, evoca sucesos sombríos, este nuevo espacio revela la luminosidad de una civilización, el Islam, con i mayúscula", destacó Makariou, en momentos en que una ola de protestas recorre el mundo musulmán, a causa de un film.
"Hay que devolverle al término Islam su grandeza, no se debe dejar a los integristas, a los yihadistas", subrayó Makariou, evocando implícitamente hechos como atentados o la destrucción de obras artísticas por grupos islámicos.
Entre los objetos más reveladores de la "luminosidad" de la cultura islámica, Makariou -que escogió unas 3.000 piezas para esta primera exposición-, destacó una caja redonda de marfil labrada en Córdoba en el año 968, que admitió era su "preferida", de toda la colección.
"Es una obra maestra, con un mensaje poético y político", que fue ejecutada en la corte del último de los hijos del Califa de Córdoba", dijo la experta en un recorrido el lunes de las nuevas galerías, que acogen la colección del Museo de Artes Decorativas de París.
Loyrette destacó que erigir este nuevo espacio en la histórica plaza Visconti del Palacio del Louvre, de construcción neoclásica, representaba un "gran desafío arquitectónico y técnico". Pero los arquitectos "superaron nuestros sueños", señaló.
El techo -que Bellini comparó con "un velo delicado, que deja penetrar la luz", o con "una alfombra voladora, o con las alas de una libélula"- reposa sobre ocho pilares, también ondulados, que dan a la estructura la impresión de "levitar".
"Queríamos una construcción que diera la sensación de levedad, que recibiera con amor esta colección maravillosa", dijo Bellini en entrevista con la AFP.
El arquitecto mostró con los dedos como había moldeado una malla, para concebir el techo ondulante, que está formado por más de 2.000 triángulos de acero.
"Concebimos el techo como un velo agitado por el viento", dijo, recordando que sus viajes por países musulmanes, "viendo el arte Islámico, recorriendo las calles, admirando la cultura", habían nutrido sus diseños para el Louvre.
Con la construcción de estas nuevas galerías -que ha contado con el apoyo de mecenas como el príncipe saudí Al-Waleed bin Talal, que contribuyó millones de euros-, París se consolida como la capital europea de la cultura islámica, tras el Instituto del Mundo Árabe, que atrae a más de un millón de visitantes cada año.

Fuente: AFP

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