THEO JANSEN, EL LEONARDO CONTEMPORÁNEO
QUE SOLTÓ SUS BESTIAS EN TECNÓPOLIS

Hechas con tubos de pvc y dotadas de un andar orgánico, el artista e ingeniero holandés llama Strandbeast a sus esculturas cinéticas creadas para caminar en las playas su país, y salvarlas del avance del mar. De paso por Buenos Aires, habló con Ñ Digital sobre sus “formas de vida” y su lugar en el mundo del arte.

Por Marcela Mazzei


Theo Jansen hace animales que caminan. Unas esculturas cinéticas llamadas Strandbeest (“animal de playa”), que llegan a medir doce metros de largo como el Animaris Umerus, exponente de la última generación. Porque en este proyecto de largo aliento, el ingeniero y artista holandés pone en práctica los principios de la evolución biológica: cada año crea un animal y cada año lo declara extinto, así practica una auténtica selección natural para la próxima especie, que heredará las virtudes de la anterior en un aspecto: su capacidad de supervivencia en las playas. Jansen sueña con que algún día sus bestias continúen sin su intervención, sometidas a los ciclos de la naturaleza.
El mismo creció en esas playas de los Países Bajos, siempre amenazadas con desvanecerse ante el avance de las aguas. Allí, precisamente en Ypenburg, tiene su estudio-laboratorio donde confluyeron los intereses que lo transformaron en un Leonardo contemporáneo: arte, ciencia y tecnología. Su trabajo nació de una idea, tomó forma en una computadora a través de algoritmos o “números sagrados” –que determinan el largo de las patas de sus bestias–, y remiten a la más antigua tradición de paisajistas de la región, aunque de una forma moderna y compleja: el registro de sus bestias en las playas involucran al cielo, las nubes y el mar.
En 1990, Theo Jansen comenzó a fabricar esculturas con tubos de PVC unidos primero con cinta adhesiva, luego con precintos, más tarde moldeando la misma materia como si de proteínas se tratara. Tienen, además, una misión sustentable en su caminar, tan parecidos al de los seres vivos que casi no se puede creer que estén hechas de plástico: el movimiento de sus pasos, exhaustivamente calculado y perfeccionado, describe un dibujo imaginario en el que la pezuña plástica se desprende del suelo la distancia exacta y con la cadencia indicada: ocurre la magia.
“Yo sólo trabajo en el funcionamiento de las bestias, pero eso tiene un efecto en las personas, que empiezan a sonreír cuando ven mi trabajo –reveló Jansen, el artista, sentado a la mesa de un bar en su último día en Buenos Aires antes de volver a las playas holandesas.”De alguna manera, la gente lo reconoce, especialmente los niños, y eso es genial para mí porque los adoro y porque es algo de lo que no se van a olvidar”, agregó el inventor de las bestias que en su última etapa evolutiva incorporaron botellas PET donde almacenan el aire que utilizarán para moverse cuando no hay viento que las empuje.
Aunque trabaja exclusivamente en este proyecto hace 20 años, sólo hace unos pocos Jansen recibió el reconocimiento de la comunidad artística internacional, que admira sus bestias en museos, parques tecnológicos y exposiciones. Invitado para celebrar el quinto aniversario de ArtFutura, el festival de cultura y creatividad digital, es la primera vez que trae sus Stransbeests a Latinoamérica. Están sueltas en Tecnópolis, caminando entre los chicos, como su creador pudo observar: “vi un montón de cerebros caminando por ahí y algo como Tecnópolis hace que muchas cosas les queden dando vueltas en la cabeza”.

-¿Y por qué comenzó a hacer este trabajo?
-Cuando empecé no sabía por qué, simplemente haces cosas y recién después ves las razones que tenías para hacerlas. Yo era escritor, así que escribí durante años columnas para diarios, y estas columnas siempre eran sobre ideas extrañas, filosofías extrañas… Escribí un artículo sobres esqueletos en la playa... algo que apuntaba a proteger el continente contra el agua, porque el nivel del agua está subiendo constantemente. Así que de esta cosa loca que escribí, durante un largo tiempo no pasó nada…
-¿Cuándo se produjo la iluminación?
-Estos tubos son muy comunes en Holanda, los usamos en las casas para pasar los cables de electricidad. Y así descubrí unas cuantas cosas y me prometí a mí mismo pasar un año con los tubos. De eso hace ahora 20 años. Y todavía me vuelven loco, y nunca me he recuperado de esta enfermedad, aún estoy enamorado de los tubos. Ahora ya pienso en tubos, no tengo que hacer un esfuerzo, están en mi cabeza esos animales.
-¿Es el mismo tubo de hace 20 años atrás?
-Se cambiaron hace dos años, y yo quería tener los tubos viejos y por eso compré 50 kilómetros y los almacené todos en un contenedor, sólo para asegurarme de que tenía suficientes tubos, porque no podría vivir sin ellos.
-Ahora sólo existen los que usted almacenó…
-Sí, pero hablé con gente de la fábrica, y ellos los hacen para mí.
-¿Sigue trabajando con algoritmos y un programa de computadora?
-Eso fue al principio, después desapareció. Para el primer animal que hice, el sistema fue muy complicado. Luego en algún momento de 1991, pensé que podía hacer el sistema mucho más simple conectando... y más tarde esa noche –porque no podía dormir– me dí cuenta de que tenía que escribir el algoritmo genético y el proceso de evolución para encontrar la combinación adecuada de tamaño, que puedes ver en los códigos genéticos. Los animales caminan de forma que hacen un círculo de movimiento, y ese círculo se transforma en movimientos complejos y esto tiene que ser de una manera concreta para poder simularlo en la computadora y definir criterios de supervivencia. Es un proceso que lleva un par de meses, y salen sólo 13 números de la computadora, que son las medidas de las patas que necesito para generar ese movimiento. Por eso los llamo los 13 números sagrados. Hay otras cosas que hemos hecho después, todo existe pero esto es realmente nuevo, ¿por qué tienen esta influencia en el mundo?
-¿Crees que con este sistema se puede producir cualquier cosa?
-No, porque no puedo producir patas, sólo puedo hacer que caminen en las playas.
-¿Por qué en las playas?
-Porque el suelo es resistente –en la parte dura sobre todo–, hay mucho viento… Y este proyecto no es sólo sobre la vida en general, es también sobre mi propia vida y yo nací en la playa, así que pasé mucho tiempo en ella y se convirtió en algo que tiene que ver con la forma en que experimento la vida. Solía estar solo, cuando nadie más está allí y experimenté la vida de forma muy intensa en la playa.
-¿Y por qué eligió tubos de plástico? Imagino que a los ecologistas no les habrá parecido una buena idea…
-No se parecen a nada, ¿no? Tengo mucho cuidado con eso… porque si lo miras es un material que no se puede reproducir al 100% así que las piezas que sobran en mi trabajo la envío de vuelta a la fábrica y claro, no los dejo en la playa hasta que pueden moverse por sí mismos. Tengo mucho cuidado porque es muy lindo para mí, pero no para el medio ambiente.
-Dice que sus bestias vivirán por sí mismas en el futuro, pero están hechas con material contemporáneo…
-Podría hacerlas de bambú pero sería peor, durarán mucho porque hay piezas que pueden durar 60 años: se vuelven blancas pero aún son flexibles. Creo que estas bestias caminarán por la playa por al menos 50 años o algo así.
-Era escritor y luego estudió ingeniería, ¿qué artista lo inspiró?
-No sé, no veo mucha diferencia entre un escritor o un científico o un artista. Me gusta describir mi trabajo en la playa más como un esquimal. Quiero decir, un esquimal hace esculturas de hielo y piedra con sentido religioso, tienen saberes incluso científicos pero no saben lo que es una universidad, tampoco saben lo que es un museo. Esos son solo nombres que la gente le pone a las cosas, y yo me siento más como un esquimal cuando estoy en la playa: siento que estoy haciendo lo que me gusta. Y claro que necesito museos para mostrar lo que hago, y ahora me llaman artista, me pagan por eso, bueno, claro, soy un artista.
-No uno tradicional
-
No sé, no voy a discutir, pero claro que hay artistas que me influyeron, como Leonardo Da Vinci, Gerrit van Bakel, que es un artista holandés que murió en los 80, y Panamarenko.
-El medio ambiente de sus criaturas es la playa.
-Sí, realmente pertenecen a la playa, donde yo nací.
-¿Cree que también es el mejor ámbito para mostrarlos?
-Sí, la cosa es que hice grandes shows, que consistían en mucha gente parada en la playa. Así que para mí es la única forma de ver estos animales de playa. Por eso le pedí a mi hija, que tiene 19 años y estaba buscando trabajo, que durante el verano lo mostrara a pequeños grupos de gente, y eso es lo que está haciendo. La gente hace una cita con ella y así habrá un montón de gente en la playa.
-También graba videos en la playa.
-Sí, creo que filmé como 3000 metros de película con mi trabajo y claro, la gente lo ve, son pequeños momentos, mucha gente se metió más profundamente en mi trabajo porque vio una imagen, y claro, las muestras que están en museos son una forma de forzar a la gente a mirar más allá…
-Me da curiosidad cómo se unen las partes…
-Bueno, por sí mismas. Al principio no sabía cómo hacer, pero descubrí los precintos. Esto es importante para las uniones, pero los precintos solo duran dos años, luego corto piezas…anillos del mismo material, los pongo alrededor y como proteínas se unen. La materia real está hecha de proteínas, así que se puede decir que creé estas criaturas. Podría decirse que los tubos son mi proteína, y ahora que puedo hacer esto, las uniones también son de proteínas. Hago uniones con pequeñas cuerdas, y hay otras uniones también… Cuando vayas a Tecnópolis verás la diferencia entre las dos piezas.
-¿Por qué les puso esos nombres?
-Hay una tradición en la nomenclatura biológica que se usa para los animales y solo quiero continuar en esa tradición, dándoles un significado real, se hace más real con estos nombres. Por ejemplo, Umerus significa hombro…
-¿En qué está trabajando ahora mismo?
-En un sistema con el que pueden conducirse a sí mismos en la playa, pueden caminar con el viento hasta la orilla del mar, volver al suelo y girar un poco y luego tomar el rumbo adecuado otra vez.
-¿Dónde cree que está el secreto del movimiento tan real?
-No miré a otros animales y sus movimientos, el criterio era la supervivencia. Uno de los criterios es que un pájaro no debería pasar tanto tiempo en el aire. Deberían poder estar más en el suelo. Si miras a los animales caminar vas a ver que en cada paso levantan el pie del suelo sólo lo necesario, casi arrastrándolo pero no, y creo que los animales reales hacen lo mismo por razones mecánicas, no por belleza, por mecánica. Y de alguna manera, hay algo en nuestro cerebro que reconoce estos movimientos inmediatamente. Y aparecen las sonrisas.


Fuente: Revista Ñ Clarín

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