EL FALSO CLAVO DE PUERTO MADERO



La curiosa escultura de Jorge Gamarra se llama “Cincel” y rinde homenaje a ese útil del arte.

“CINCEL”. HACE JUEGO CON LAS TORRES: ESTA HECHO DE UN TRONCO DE QUEBRACHO.


Por Eduardo Parise

Mirado desde lejos, parece un clavo gigante. Es más: muchos lo presentan con la popular definición de “monumento al clavo”. Pero la escultura, que de eso se trata, poco tiene que ver con ese elemento de los carpinteros, obreros y civiles tan cotidiano como punzante. La obra se denomina Cincel y reproduce en gran escala la forma de esa herramienta fundamental para aquellas individuos que, con martillo mediante, pueden convertir, como en este caso, una simple viga de quebracho en una pieza artística.
Está en Alicia Moreau de Justo y Macacha Güemes y tiene como marco algunas de las viejas grúas que hicieron historia en el viejo Puerto Madero. El autor de Cincel es el escultor Jorge Gamarra, un argentino que aunque en su etapa de escuela secundaria estudió temas relacionados con el modelismo industrial (lo que le dio conocimiento de diseño y cierta destreza para realizar varios oficios), en el aspecto artístico se considera autodidacta.
La obra instalada en Puerto Madero tiene unos seis metros de altura y formó parte de los trabajos realizados a fines de 1994, en el Primer Encuentro de Escultores, que se desarrolló en Palermo, en el denominado Paseo de la Infanta.
“Todo empezó cuando en un invierno en el que yo andaba por Pinamar, descubrí esa viga de quebracho colorado en un corralón; acordé el precio con el dueño y con un camión me la traje a Buenos Aires”, recuerda Gamarra. Después, la instaló frente a uno de los lagos del Parque Tres de Febrero y durante una semana se dedicó a tallarla para darle esa forma del gran cincel, que tiene una cabeza de unos 90 centímetros de diámetro. Gamarra realizó su escultura a la vista de la gente que lo vio trabajar más de diez horas por día. “Eso –recuerda el artista– sirvió para derrumbar el mito de que el arte no implica demasiado esfuerzo: después de aquellas jornadas a puro hachazo, me quedaban los brazos temblando”.
Este trabajo que muestra un elemento clave para los escultores tiene gran relación con la obra de Gamarra: aunque en otras escalas, muchas de sus piezas también representan a distintas herramientas que, según el artista, son una especie de prolongación de la mano que se usa para desarrollarlas. “Y el cincel es una de las más importantes”.
En 1966 Jorge Gamarra ganó un primer premio por una escultura en madera. Y desde entonces hasta ahora, sus trabajos realizados en ese material así como en piedra, acrílicos, hierro y acero cosecharon lugares destacados en exposiciones no sólo de toda la Argentina sino también en muchos países de América, Europa y hasta en Japón. Ese desarrollo artístico también generó premios y menciones como el que en 1999 le otorgó la Fundación Pettoruti, nombrándolo artista del año.
Por supuesto que Cincel llama la atención y es probable que muchos sigan creyendo que se trata de un monumento al clavo. Claro que no es la única escultura que puede resultar extraña en una ciudad como Buenos Aires, donde el arte urbano y callejero siempre está dispuesto a deparar sorpresas.
Un ejemplo es El Tótem, una escultura que industriales canadienses donaron en 1964. Fue realizada con madera de cedro rojo, mide más de ventiún metros y pesa unas cuatro toneladas. Está en la Plaza Canadá, cerca de la Terminal de Omnibus de Retiro. Pero esa es otra historia.

Fuente: clarin.com

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