EL LUGAR DONDE EL VACÍO SE COME



Francés, se instaló en Buenos Aires a fines de 2004. Y la recorre con una mirada particular.

AUTORRETRATO. “SOY FOTOGRAFO, INTERPRETE, PROFESOR, ETC...”

Por Nicolas Boher

Tal vez pueda resumir en tres palabras mi vertiginoso encuentro con la ciudad: una catástrofe irrefutable. Llegué justo después de la tragedia de Cromañón, cargado de las pequeñas mitologías sobre aquel extraño apéndice de Occidente: encontré un lugar y un tiempo donde los lugares y los tiempos se confunden, una cosmo(a)gonía pasional y afín, cuyo gran sentido de la derrota no deja de abarcar el máximo fervor.
Recuerdo bien haber contemplado con asombro el modesto pizarrón que proponía sandwiches de vacío: el genio argentino, cuya principal característica consiste en ignorarse, había desfigurado la metafísica hasta convertir el vacío en un sandwich.
Me malcrié con personajes truculentos del Bajo, entre las trillas de Victorino y aquella vereda de la calle San Martín. Siempre me han gustado los puertos, el sentido trágico y la melancolía exultante: Nápoles y Lisboa, las promesas y las ruinas. Tal vez sea Buenos Aires el amor más grande de mi vida y el principio de mi desesperanza. Acá ya no se trata de triunfar: todos somos oro y basura, todos somos un asilo de contingencias.
Viví primero en La Boca, cerca de la Torre del Fantasma (edificio con fama de embrujos en Wenceslao Villafañe y Almirante Brown), en una casa milagrosa que me prestó una amiga pintora. Ahora estoy en pleno Congreso, a pasos del café Los Angelitos. De Buenos Aires siempre me fascinó el centro, por su caleidoscopio arquitectónico, sus cúpulas y sus fantasías, su incapacidad de reposo y el vitalismo que encuentro en sus amenazas. El barrio es otra cultura, otro metabolismo, como el principio de la llanura. Me seducen Barracas, Almagro, La Boca, San Telmo, Monserrat, Parque Patricios y Agronomía. No soy palermitano para nada, Barrio Norte a lo mejor me deprime y a Belgrano creo haber ido una sola vez.
Buenos Aires tiene kioscos abiertos durante 25 horas donde se venden chocolates shakespearianos (Hamlet), aguas existencialistas (Ser) y puchos relativamente baratos. Buenos Aires tiene la Sala Lugones, los sesos de Hermann, el Club Atlético Huracán, intelectuales febriles, tacheros incongruentes y travestis por doquier. Buenos Aires tiene noches eléctricas y enormes cucarachas, matambre tiernizado y de repente granizo, el Indio Solari y unas ricas tartas de ricota. Buenos Aires tiene buen cine (Rejtman, Martel, Alonso, Piñeiro) y una formidable capacidad de improvisación. Buenos Aires está acostumbrada al mito y al derrumbe, Buenos Aires tiene mucha humedad y mucha soledad: exagera porque necesita consuelo.
Ah, me olvidaba de la plaza San Martín, de los arroyos enterrados, del deambular incierto de la gente, del gran río color de león, del culto rioplatense de la amistad, de la calle Esmeralda, de las letras de neón rosado del Club Gricel, de las vistas alucinantes desde el Barolo, de las cajeras chinas que se pintan las uñas de celeste y blanco, del Florida Garden, del Bar El Chino, del Fernet, del Malbec y de la Hesperidina, de los jacarandás y de la lenta latinoamericanización de las conciencias. Me olvidaba del himno a la medianoche, de la roja de Elizondo, del jardín en la calle Chile, de aquella tumba en Chacarita donde reposa un tal Angel Descalzo, de las omnipresentes ausencias, de las entrañas y del frenesí.
Me olvidaba, nací el 26 de julio del 1981, fecha aniversario de la muerte de Eva Perón, cerca de Metz, capital de la provincia de Lorena. Una provincia agroindustrial al límite con Alemania, castigada por las guerras y las invasiones, que recibió muchos inmigrantes en el siglo XX a raíz del desarrollo de su industria, hoy extinguida. A los 18 años me escapé a París para estudiar ciencias humanas. En aquel colegio pegado al Pantheon habré leído a Borges por primera vez. Me olvidaba de medir las consecuencias.
Y la ciudad, ahora, es como un plano de mis humillaciones y fracasos.

Fuente: clarin.com


1 comentario:

  1. descubri Buenos Aires en 2005 y despues viné cada año por 6 meses, vivo cerca de Congreso soy Francesa vivo en Paris pero tengo origines Lorena de parte de mi padre, me emociono tu mirada de BSAS tan cerca de lo que me toco de este ciudad, no puedo explicar lo que me paso con ella , es como si yo habia encontrado MI lugar....Gracias Nicolas Boher

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