POR LA CRISIS EUROPEA
LOS MUSEOS APUESTAN AL ARTE DE RECAUDAR


Aceptan publicidades para tener más fondos

Paul Klee - Freundlicher Ort (Friendly Place), 1919

Doreen Carvajal
The New York Times

PARIS.- En la orilla izquierda del Sena, la fachada del edificio con techo de vidrio que alberga el Museo d'Orsay está cubierta por un enorme aviso publicitario del perfume Chanel N° 5.
No es el único museo que tiene carteles que promocionan productos o firmas. Muchos otros en Europa lo hacen. Y es apenas uno de los recursos a los que apelan esas instituciones para superar la crisis económica que las afecta, ante el recorte de subsidios gubernamentales y la caída en el número de donaciones privadas.
El Palacio de Versalles está preparando el proyecto para instalar dos hoteles dentro de sus extensos jardines. Uno de ellos convertirá un edificio de la tesorería del siglo XVII, que hoy se cae a pedazos, en suites de gran lujo, pintadas con los colores pasteles favoritos de María Antonieta: rosa oscuro y azul, que costarán 950 dólares por noche.
En el Museo Ara Pacis, de Roma, relucientes autos eléctricos Dany se estacionaron el mes pasado a ambos lados del altar de mármol de la paz encargado por el emperador romano Augusto. Un empresario italiano había pagado 110.000 dólares por el auspicio.
Los museos europeos se tambalean, sacudidos por un shock cultural. Financiados desde hace mucho tiempo por subsidios gubernamentales, evitaron los despidos, los recortes de salarios y el aumento del precio de las entradas que tan duramente golpearon a los museos estadounidenses en 2009, cuando los subsidios de los que dependían desaparecieron con la crisis financiera. Pero ahora las instituciones europeas también enfrentan un ajuste: los subsidios gubernamentales disminuyen y las donaciones corporativas son menores, por la propagación de la crisis económica.
Esta combinación está obligando incluso a los museos más importantes a buscar nuevas fuentes de ingresos. Algunas de las estrategias de recaudación son cuestionadas por muchos integrantes del mundo del arte.
En Holanda, el gobierno reducirá el gasto invertido en arte en un 20%-269 millones de dólares- en los próximos cuatro años. El Ministerio de Cultura afirmó que la cantidad de visitantes será un factor determinante para decir qué instituciones recibirán dinero.
En Madrid, el Museo de Arte Nacional Reina Sofía está recibiendo un descuento en las facturas de servicios públicos a cambio de publicidad para las empresas de electricidad.
Los museos más importantes aumentan el precio de la entrada y reducen personal, instando a los sindicatos a advertir que los horarios deberán reducirse cuando se instalen los recortes. El Louvre, el museo más visitado del mundo, con más de 8,5 millones de personas por año, aumentó el precio de la entrada a 13,50 dólares este año (el anterior era 12,80) y está evaluando propuestas, entre ellas, prestar su nombre al fabricante suizo de relojes de lujo Breguet. "Esas medidas comerciales tan agresivas antes incomodaban a los curadores", dijo Catherine Sueur, viceadministradora general del Louvre. "Estaban acostumbrados a los subsidios", agregó. "Hoy esa psicología ha cambiado."
El subsidio estatal del Louvre se redujo desde el 75% de su presupuesto en 2001 a un poco más de la mitad de su presupuesto de 340 millones de dólares el año pasado. Y un nuevo recorte del 5% está por aplicarse a casi 500 instituciones culturales francesas.

Objeciones

Los críticos del enfoque de salir a recaudar no se han dejado oír últimamente, aunque aún hay conatos de resistencia. Muchos objetan particularmente los grandes carteles publicitarios. Los anuncios sobre el Palacio del Dogo, en Venecia, provocaron una avalancha de pedidos internacionales, respaldada por prominentes arquitectos y directores de museos británicos y estadounidenses, quienes afirmaron: "Esos anuncios publicitarios golpean el ojo y arruinan la experiencia de una de las más bellas creaciones".
La conservación de edificios de siglos de antigüedad es un enorme drenaje de dinero para instituciones europeas como el Palacio de Versalles, que está construyendo hoteles y da la licencia de su nombre para relojes de lujo y otros productos. El mes pasado abrió una boutique online para ofrecer artículos como una sopera de oro y marfil que perteneció a María Antonieta y velas hechas con cocos.
Jean-Jacques Aillagon, presidente del Palacio de Versalles, dijo: "Todo el dinero se invierte en renovación, restauración, adquisiciones y en la organización de exposiciones. El resultado de nuestra búsqueda de nuevos recursos no es ganar más dinero sólo porque sí. Es invertir en nuestro patrimonio, que es una enorme y costosa responsabilidad".
Los museos también recaudan dinero para enviar obras maestras en giras globales. Instituciones de nivel mundial como el Louvre y el Metropolitan Museum de Nueva York solían intercambiar pinturas sin costo, pero ahora cobran una tarifa y tienen un enfoque más agresivo para establecer alianzas con los museos extranjeros.
Algunas instituciones francesas han enviado exposiciones itinerantes, esencialmente alquilándoles muestras enteras a los interesados museos regionales de Estados Unidos y Asia. corriendo el riesgo, advierten algunos curadores, de provocar desgaste y daño a las obras maestras.
El Centro Pompidou, que el año pasado ganó 1,9 millones de dólares con sus muestras itinerantes, espera duplicar esa cifra en 2012. El Museo d'Orsay envió obras impresionistas en una gira de tres años de duración a San Francisco, Madrid y Nashville (donde se encuentran en este momento), una excursión que, según espera, redituará más de 13 millones de dólares.
"Es una manera de financiar nuestra reconstrucción", dijo Amélie Hardivillier, vocera del Museo d'Orsay.

Límites

Y así, la publicidad al aire libre prolifera. Es una manera de franquear la brecha, por perturbador que pueda resultar para un horizonte urbano de postal.
En París, además del aviso de Chanel, han aparecido durante los últimos meses en las fachadas del Museo d'Orsay y del Palais Garnier, dedicado a la ópera, gigantescos pósteres que promocionan el perfume de Yves Saint Laurent, Ralph Lauren, Air France y la ropa de H&M.
Pero los museos insisten en que hay límites.
"Nos negamos a autorizar una botella de Coca-Cola", dijo Hardivillier, vocera del Orsay, negándose a revelar la tarifa pagada por los anunciantes. "El frasco de Chanel es bello porque está hecho en tres dimensiones y se mueve con el viento", añadió.

Traducción de Mirta Rosenberg

Fuente texto: lanacion.com


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