VIDA Y OBRA DEL GRAN FELLINI,
EN UNA MUESTRA DE HOMENAJE

Comienza en Barcelona una exposición con 400 piezas que recorren escenas emocionantes y cuentan anécdotas desconocidas.

Por: Juan Carlos Algañaraz, corresponsal en Madrid


Exposición Federico Fellini. El circo de las ilusiones. Fundación “la Caixa”.

Federico Fellini, marzo 1955. Colección privada, D.R

Caleidoscopio felliniano. La mirada patética de Gelsomina, una extraordinaria Giulietta Masina, nos contempla desde una escena de La Strada. Cristo, con los brazos abiertos, enganchado a un helicóptero, vuela hacia la Basílica de San Pedro con la inmensa plaza colmada de fieles en La Dolce Vita. Una Anita Ekberg imponente despliega su carnalidad, en medio de la Fontana di Trevi, junto a un Marcello Mastroianni fascinado que la roza pero que no puede llegar a besarla como esperábamos, anhelantes, los varones de todo el mundo.La escena más lúcida y conmovedora de Federico Fellini, el desfile de los personajes de su vida en el final de Ocho y medio, nos llega al alma porque reivindica que la verdad de sus sentimientos, la integridad con que los reconoce, es su mejor alegato.El especialista Sam Stouzé se pasó cuatro años hurgando en un vasto material de más de 25.000 fotografías, posters, recortes de prensa, películas, comics y otras fuentes, algunas inéditas. El resultado es Federico Fellini: "El circo de las ilusiones" una muestra que se presenta a partir de hoy y hasta el 13 de junio en el Foro de la Caixa de Barcelona y que después se expondrá en Madrid."Quería conocer el origen de las obsesiones y las fuentes de inspiración de Fellini.
El objetivo era entender de dónde sacó la inspiración para crear un mundo tan extravagante", explica Stourze, comisario de la muestra.
La exposición se propone detenerse "en aspectos inherentes al mundo felliniano, como la mujer en todo su polimorfismo, la ambigüedad de su sentimiento religioso, el psicoanálisis y los sueños o su relación con los medios de comunicación".
Las primeras grandes películas del maestro tienen una presencia vital en la exposición, sobre todo La Dolce Vita, que cumple medio siglo y abrió las puertas a los dorados y cruentos años sesenta, aunque nadie se dio cuenta. Según Stouzé "todos pensamos en Fellini como una burbuja imaginaria pero se inspiraba en la realidad".
La cultura popular era la principal fuente del director, desde el principio un periodista que nunca dejó de serlo. La muestra informa que el striptease famoso de La Dolce Vita lo sacó Federico de una actriz de serie B que se desnudó lentamente en el bar Rugantino del Trastevere. Anita Ekberg protagonizó una foto muy atractiva, refrescando sus pies en la Fontana, dos años antes de que la imagen se convirtiera en una de las escenas más vibrantes del film.

Cartel español de La dolce vita, 1960. Ilustración de Jano (Francisco Fernández-Zarza Pérez - Papel Gallery, Barcelona)

También salió de los archivos de prensa el Cristo en helicóptero. "Mira, Cristo. ¿Adónde lo llevan?", pregunta una frívola en bikini tomando sol en la terraza. Es una de las indagaciones claves de Fellini, que construye un filme profundamente cristiano, con la angustia del holocausto atómico a flor de piel. La Iglesia prefirió rechazar una gran creación del siglo XX amparándose en sus presuntos escándalos, hoy tan inocentes
Por todos lados, también en la Exposición, pululan los "paparazzi", un icono de la modernidad que auguraba el poder arrasador de los medios. El término viene de "Paparazzo", el fotógrafo de Marcello Mastroianni, y el nombre se le ocurrió a Fellini acordándose de que así llamaban en dialecto a su compañerito de banco en la escuela de Rimini, su ciudad natal.
La muestra es una cabalgata de colaboradores geniales y personajes estrafalarios: músicos, técnicos, autores, guionistas y los actores que Fellini elegía con mano maestra. Hay fotos y testimonios de los "castings" adonde se acumulan rostros a veces grotescos, figurantes desconocidos, los actores de tercera que colmaba Cinecitta, que después se transformarían en obispos, poderosos de todo tipo, hombres de la calle y mujeres estrambóticas.

Fuente: Clarín

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