EL ADN DE TUTANKAMÓN
REVELÓ QUE MURIÓ DE MALARIA


Un estudio científico reveló que Tutankamón tenía problemas al caminar y que murió de malaria. También, se descubrió que padecía de una dolencia ósea. Esta investigación realizada por el Consejo Supremo de Antigüedades de El Cairo y será publicado en el Journal of The American Medical Association.
Los restos de Tutankamón fueron encontrados hace 88 años. El faraón tuvo una vida corta y no llegó a dejar herederos. Murió a los 19 años, cuando llevaba nueve de reinado. Los científicos realizaron exhaustivos análisis antropológicos, radiológicos y del ADN de la momia de Tutankamón y otras diez momias de la época (entre 1410 y 1324 a.C) posiblemente emparentadas con él, de las cuales sólo se conocía a ciencia cierta la identidad de tres.


Los científicos encontraron varias patologías como el mal de Kohler, que consiste en una necrosis avascular (por falta de riego sanguíneo) del hueso navicular del pie, y la presencia del parásito de la malaria en la momia de Tutankamón, así como en las de varios de sus familiares.
"Poco se sabía de Tutankamón y sus ancestros antes del descubrimiento de su tumba intacta en el Valle de los Reyes por Howard Carter en 1922, pero esta momia y sus tesoros sin precio enterrados con ella, junto con otros importantes descubrimientos arqueológicos del siglo XX, ha proporcionado infomación significativa sobre la infancia del faraón y su familia", señalan los autores del estudio.
Su nombre original, Tutanjatón, significa la "imagen viva de Atón", mientras que Tutanjamón significa la "imagen viva de Amón". Su nombre fue escrito habitualmente como Amón-tut-anj, debido a la costumbre de los escribas de poner el nombre del dios al principio de la frase para honrarle.
Tutanjamón no fue un faraón notable ni conocido en épocas antiguas; el tamaño relativamente pequeño de su tumba (KV62) fue la razón de que no fuera descubierta hasta el siglo XX. Su descubrimiento y los tesoros encontrados en ella tuvieron cobertura mundial en la prensa y renovaron el interés del público por el Antiguo Egipto, convirtiéndose la máscara funeraria del faraón en la imagen más popular de Egipto.


Si bien formalmente se define que la Dinastía XVIII finaliza con el reinado de Horemheb, se puede afirmar con un alto grado de certeza que el joven Tutankamón fue el último faraón de sangre real de la dinastía. Ascendió al trono después del período de Amarna y devolvió a los sacerdotes de Amón la influencia y el poder que habían poseído antes de la revolución religiosa y política de Ajenatón.
Durante su corto reinado,el faraón estuvo en manos de Ay y Horemheb, que se repartieron el poder: Ay administró Egipto y Horemheb manejó el ejército. Su reinado se caracterizó por un retorno a la normalidad en el plano socio-religioso después del interludio protagonizado por Ajenatón. Dicho retorno fue paulatino, restaurando el culto en los templos abandonados de dioses como Amón, Osiris o Ptah, y permitiendo la celebración de los ritos pertinentes.

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