IRRESPETUOSA INVASIÓN DE UN VALIOSO EDIFICIO PATRIMONIAL

UN NUEVO LOCAL COMERCIAL EN EL HALL CENTRAL DE LA ESTACION RETIRO DEL F.C. MITRE

La estructura de metal del nuevo local comercial que se está instalando abajo mismo del reloj suspendido del cielorraso del hall central del edificio de la Estación Retiro del F. C. Mitre implica una irrespetuosa invasión de dicho espacio. Otra más de tantas. Es evidente el abuso de la empresa TBA con el avance de estas estructuras comerciales que en nada respetan el espíritu de este significativo edificio patrimonial y de sus interesantes y ricos detalles, revestimientos, herrería, ornamentos y accesorios. No porque sí fue declarado Monumento Histórico Nacional, lo que supone una serie de normas estrictas a las cuales hay que ceñirse y que deberían ser respetadas al pie de la letra. Entendemos que la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos debería urgentemente tomar cartas en este asunto y frenar este retroceso. La estructura en cuestión, no prevista en el proyecto originario de remodelación y restauración de la Estación, justamente por invadir el importante volumen del hall central, no permite valorar adecuadamente los ricos artesonados y detalles de los techos. Muchas de las vistas, transparencias y profundidades están invadidas a un punto tal, que nos preocupa el futuro de este Monumento Histórico Nacional. Llama la atención lo maltratado que está este edificio: el mal gusto, lo vulgar, lo híbrido, lo chabacano, lo poco serio se han instalado y enseñoreado en él. La desmedida, irreverente y generalizada polución visual provocada por TBA con sus propios carteles publicitarios y con los que otras empresas que con ella subcontratan tienen allí, ponen de manifiesto el tipo de valores que desgraciadamente privan en la escala de valores de la dirigencia de la empresa concesionaria de la línea Mitre. No nos oponemos a que TBA haga sus negocios dentro de parámetros cordura y sentido común. El diseño, el estilo, si a eso se lo puede llamar “estilo”, y la ubicación de estos locales comerciales nada tienen que hacer en relación con los refinados detalles del edificio que nos ocupa. La invasión de los espacios de circulación con mercaderías en exhibición y en depósito previo a ser vendida fuera de los locales comerciales es una constante alrededor de la mayoría de esos puestos. Esto, con la excusa de lo transitorio, aumenta ilegalmente la cantidad de metros cuadrados de ocupación y con ella la serie de violaciones y vejámenes a este Monumento Histórico que forma parte del patrimonio cultural de todos los argentinos.
El edificio está vulgarizado, abaratado, menoscabado hasta niveles impensados en una época en la que la tendencia mundial justamente es la de rescatar, resaltar y poner en valor al máximo de sus posibilidades a estos bienes patrimoniales como cosas interesantes de exhibir con orgullo ante propios y ajenos. A fin de poder emplazar este nuevo local comercial donde se lo está construyendo, se han retirado los bonitos bancos de época con valor patrimonial que allí había. Dicho punto de referencia, fue un lugar de citas, de reunión y de encuentro de y con pasajeros durante muchísimos años. Se le están podando así a la memoria colectiva elementos que forman parte de ella desde hace muchísimo tiempo y que están además en directa relación con la identidad de miles y miles de pasajeros que transitan por allí a diario. El local comercial de planta semicircular que ocupa el antiguo paso bajo techo de autos y taxis, es enorme, desproporcionado, estilísticamente no hace una para nada buena liga con este singularísimo edificio patrimonial e importa otra fuerte invasión de otro de los espacios vitales para poder valorar este edificio. Limita e impide también la buena circulación de ambulancias, bomberos, policía y Defensa Civil en caso de una emergencia. Da la sensación de un plato volador que ha entrado a presión por alguno de los accesos y se ha quedado imposibilitado de volver a salir. Lo híbrido, la desarmonía y el caos se han instalado en la Estación Retiro del F. C. Mitre. En definitiva, sorprende que las autoridades de la empresa concesionaria TBA no se hagan asesorar debidamente por especialistas en la materia y que permitan estas violaciones tan obvias a las reconocidas calidades de esta joya que se les ha dado en guarda. Es más: entendemos que los dirigentes de dicha empresa deberían erigirse en los más celosos custodios de este valioso edificio patrimonial. Mucho más allá de lo que estipulan las simples cláusulas un contrato de concesión, hay un deber moral para con la sociedad en su conjunto. Algún día deberán ineludiblemente rendir cuentas de lo hecho con él. ¿Podrán contestar con la frente bien alta?

P.L.B.

La Estación Retiro, la de mayor valor arquitectónico en el país, y en su época una de las mayores del mundo, es un claro símbolo de la idea de progreso que sustentaba la generación del '80. Representa la culminación del proyecto de tendido de los ferrocarriles, iniciado a mediados del siglo XIX, y cuya red, abierta entre las provincias y el puerto de Buenos Aires, permitió la distribución tanto de los inmigrantes cuanto de los productos agrícolo-ganaderos, y fue reflejo de una época en que el país experimentó su mayor eclosión poblacional y económica.
Proyectada por los arquitectos británicos -establecidos en Argentina- Eustace L. Conder, Roger Conder y Sydney G. Follet, y por el ingeniero Reginald Reynolds, comenzó a construirse en junio de 1909 y se inauguró en agosto de 1915. Su esquema corresponde a la tipología generada a fines del siglo XIX para las grandes estaciones de pasajeros: dos cuerpos con sistemas constructivos y lenguajes expresivos muy diferenciados. El sector del frente, con las ventanillas, confiterías y el Gran Hall, ha sido resuelto de acuerdo con la influencia académica francesa. El segundo cuerpo se desarrolla en torno a la llegada y salida de los trenes. Está resuelto según los criterios funcionalistas y con los materiales -hierro y vidrio- impuestos por la Revolución Industrial. El sector de andenes, que incluye ocho plataformas conectadas por túneles transversales con montacargas para equipaje y vías auxiliares de maniobra, está constituido por dos grandes naves paralelas, de 250 metros de largo y 50 metros de luz libre cada una. La estructura de cada nave es una espectacular bóveda metálica de cañón corrido, con una altura interior de 25.15 m, soportada por arcos de hierro colocados cada diez metros. La masa metálica tiene un peso total cercano a las 8.000 toneladas; las piezas fueron íntegramente fabricadas en Inglaterra y montadas en seco en Buenos Aires. Fue durante muchos años la obra de ingeniería estructural más importante de Sudamérica.

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