EL MUSEO LAS LILAS DE ARECO,
DEDICADO A LA OBRA DE FLORENCIO MOLINA CAMPOS

     FLORENCIO MOLINA CAMPOS TRABAJANDO EN SU TALLER EN COMPAÑÍA DE SU MUJER















LA ENTRADA DEL MUSEO SOBRE LA CALLE
MORENO 279, SAN ANTONIO DE ARECO
LA PARTICULAR VISIÓN DE MOLINA CAMPOS SOBRE UNA MUDANZA DE CAMPO
                                                              
                                                                                                          
OCTAVIO A. CARABALL
Brillante la idea de Octavio Caraballo de hacer este museo, de sacar a la luz y compartir su fantástica colección y de asegurar su preservación y supervivencia en el tiempo a través de la Fundación Las Lilas. Iniciativas privadas como ésta deberían ser imitadas a lo largo y a lo ancho de toda la República Argentina.
Con una agudísima observación, y una minuciosidad y un detallismo exacerbados, Molina Campos documenta en sus obras muchas lindas tradiciones del campo argentino que han cambiado con el avance de la tecnificación moderna.
Pero a la tradición no sólo se le debe rendir culto cada 10 de noviembre, en que se festeja su día por coincidir con el aniversario del nacimiento de José Hernández, autor del Martín Fierro, sino que se la construye día a día. Y preservar esos verdaderos documentos de ese pasado no tan lejano que son las obras de Molina Campos es una muy buena forma de homenajearla y de construir tradición día a día.

El Museo Las Lilas de Areco, de la Fundación Las Lilas, presenta una valiosa selección de obras originales del popular artista don Florencio Molina Campos,1891-1959.
Acuarelas, pasteles y témperas que abarcan sus diferentes etapas artísticas, junto con afiches publicitarios, chapas y algunos objetos personales componen el patrimonio artístico y cultural que se exhibe al público.
En sus notas sobre el Museo Las Lilas de Areco, varios medios de prensa han deslizado un error que puede inducir a los lectores a confusión. Una cosa son los almanaques de Alpargatas en sí, que, obviamente son reproducciones, que todavía pueden conseguirse en algunas librerías de viejo,y otra, totalmente diferente, son las obras originales de Molina Campos usadas por Alpargatas para imprimir sus famosos almanaques.
Demás está decir que hay un abismo entre el valor monetario de los almanaques de Alpargatas, por genuinos que sean, y el de las obras originales de Molina Campos utilizadas por Alpargatas para imprimirlos: no tienen punto de comparación.
Me parece muy importante dejar debidamente aclarado este tema.
Las más de 70 obras de Molina Campos exhibidas en el Museo Las Lilas de Areco son todas obras originales, en su gran mayoría témperas sobre papel montado sobre cartón.
Distintos medios gráficos del Interior "levantaron" la nota de La Nación, distribuyendo a su vez el error cometido.El Museo, además de sus salas de exposición, dedicadas a la obra de Molina Campos de la colección de la Fundación y a exhibiciones temporarias varias, cuenta con representaciones corpóreas de obras, relatadas por la voz de Luis Landriscina, con una interesante y variada biblioteca, con una cafetería con con delicias caseras para reponer energías y con una tienda donde se pueden comprar desde ponchos de alpaca hasta diversos objetos relacionados con Molina Campos.





"... Me fascinaba nuestra historia y en especial todo lo relacionado con la inmensa llanura pampeana.

Molina Campos me atrajo desde muy joven porque reflejaba los paisajes y las costumbres de nuestro campo. Todo lo que yo había visto y vivido desde mi adolescencia estaba ahí… Comencé a coleccionar su obra y luego, por los años ochenta, con mi hermana y un amigo de la infancia pudimos adquirir la famosa colección de Don Florencio de la Fábrica Argentina de Alpargatas."


                                                           Octavio A. Caraballo
 

          FLORENCIO MOLINA CAMPOS



Biografía de Florencio Molina Campos


El 3 de octubre de 1891, el párroco de San Nicolás, Eduardo O’Gorman –hermano de la célebre Camila- bautizó con el nombre de Florencio de los Angeles a quien conocemos como Florencio Molina Campos. Era hijo de Florencio Molina Salas y de Josefina del Corazón de Jesús Campos y Campos.
Desde muy chico dibujó paisajes, escenas y personajes camperos que había observado y registrado durante las vacaciones de su infancia, en la estancia paterna “Los Angeles” del Tuyú, Buenos Aires, y más tarde, en “La Matilde” de Chajarí, Entre Ríos, arrendada por la familia.
Después de la muerte de su padre, en 1907,debió trabajar en el correo, en la Sociedad Rural Argentina y en Obras Públicas. Sus intentos de independizarse como comisionista primero, y en un establecimiento de campo en el Chaco después, fracasaron.
En 1926, a los treinta y cinco años, a instancias de un amigo, inauguró su primera exposición en el Galpón Central de la Sociedad Rural. El presidente Alvear visitó la muestra y adquirió dos de sus obras.
Al año siguiente expuso en la vieja Rambla de Mar del Plata, donde conoció a la que iba a ser su segunda mujer, María Elvira Ponce Aguirre. Desde 1931 hasta 1944 pintó los almanaques para la Fábrica Argentina de Alpargatas que conforman no sólo lo más difundido sino lo más importante de su obra.
Admirador de Molina Campos, Walt Disney lo contrató como asesor para varias de sus películas, pero el resultado de esta asociación no satisfizo a nuestro artista, porque veía desvirtuada la imagen del hombre de campo argentino.
Son memorables sus ilustraciones para el Fausto de Estanislao del Campo, editadas por Kraft. En los Estado Unidos, donde residió varios años, se hicieron famosos los almanaques que pintó desde 1944 hasta 1958 para una empresa productora de máquinas agrícolas: la Minneapolis-Moline. Florencio Molina Campos, nacido en Buenos Aires el 21 de agosto de 1891, muere el 16 de noviembre de 1959 en su ciudad natal.


Texto basado en la Biografía de Juan Carlos Ocampo, 1938-2006, incluida en el libro “Molina Campos”, editado por la Asociación Amigos de las Artes Tradicionales.



                                                                                                                           Pedro L. Baliña

No hay comentarios:

Publicar un comentario